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Sociología: primera parte [Privado]

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Sociología: primera parte [Privado] Empty Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Kaim von Stauffenberg Vie Jul 24, 2015 10:59 am

Entré en el aula con una sonrisa a primera hora, ya mentalizado con la idea de que iba a ser un día largo. Bueno, raro día era el que no se me hacía largo. Era la primera clase del curso, y, para colmo, la daría para los de primer año. Por anteriores experiencias sabía que el primer mes era crucial, y que si no conseguía controlar a esos niñatos en ese tiempo, no lo conseguiría nunca. Respiré hondo, ignorando a los alumnos que se apelotonaban aquí y allá para decidir a toda prisa dónde se iban a sentar para el resto del año, y fui directo a mi mesa. Mi querida mesa. No exageraría si dijera que era de las mejores compañías que tenía en todo el edificio. Dejé con pesadez en ella varios libros y libretas y tarro de unos treinta centímetros de altura y diez de ancho sobre el escritorio. Respiré hondo, cogiendo fuerzas, y giré sobre mis talones con una actitud radiante.

-¡Muy buenos días, alumnos! Empezamos el curso con las pilas recargadas y una buena actitud, ¿a que sí?-preguntó retóricamente, sin intención de dejar que ninguno respondiera-Bien, pues para empezar, yo soy el profesor Kaim von Stauffenberg.-me presenté mientras escribía mi genial nombre en la pizarra. Era leerlo e hincharme de orgullo-Llamadme "profesor Stauffenberg", por favor. Ni Kaim, ni profe, ni profe Kaim, ni Stauf, ni variantes. No responderé por ningún otro nombre.-dije algo más serio, pero con una mirada tranquilizadora. Esto de no ponerse a gritar podía ser más complicado de lo que parecía-No soy muy bueno con los nombres, así que disculpadme si tardo un tiempo en aprenderme los vuestros. De igual manera sé que mi apellido es algo complicado de pronunciar así que si os equivocáis las primeras veces no pasa nada.-sonreí amablemente. Mi actitud era impecable, ¿cómo podía haber alguien que decidiera incordiarme el día? Luego el enfermo era yo.-¿Alguna pregunta?-dije mirando a toda la clase.

-¿Qué lleva en ese tarro, sopa?-bromeó uno de las filas del final. Hice un esfuerzo por no lanzarle un pedrusco del tamaño de su cabeza, y hablé con tranquilidad.

-Agradecería que levantaras la mano...-miré la lista de alumnos y comprobé su cara-Eric. De todas formas, ya lo comprobarás cuando haga falta.-sonreí dulcemente, aunque la idea de que volviera a hablar cuando no le tocara me gustaba. Así podría probar si mi nuevo método de aprendizaje funcionaba.-¿Algo más?-di otro vistazo a todos y asentí satisfecho al ver que nadie decía nada. Apoyé la cadera en la mesa y crucé los tobillos, tomando la postura más cómoda de todas para enseñar. Odiaba pasarme tanto rato sentado en una silla tan pequeña, no entendía cómo los alumnos aguantaban.-Lo primero de todo es saber qué es la sociología. No se puede disfrutar algo sin entenderlo, y no se puede entender algo sin memorizar lo más básico.-sentencié dirigiendo miradas cortas pero fijas a cada alumno, memorizando por encima sus caras y asientos-Por cierto, a no ser de que yo diga lo contrario, os vais a sentar así todo el curso.-avisé algo más serio, ya metido en la dinámica de la clase-Y no me importa si tomáis apuntes, pero creo que os convendría-añadí con una sonrisa amigable, a modo de consejo. Aunque realmente los que no tomaran apuntes difícilmente aprobarían. O tenían una gran memoria, o de otra forma no podían sacar buenas notas. La actitud lo es todo, que se suele decir. La gran mayoría, por no decir todos, sacó algo para escribir, y asentí de nuevo satisfecho antes de proseguir-Bien. La sociología es una ciencia que se dedica al estudio de los grupos sociales. Eso incluye su forma de organizarse, las relaciones que tienen los sujetos de dichos grupos entre sí, qué hacen, cómo, y demás.

Dejé un minuto para que apuntaran lo que había dicho, y, entretanto, vigilé con ojo crítico. Parásitos, desde luego. Iba a seguir con la explicación cuando vi a un par cuchicheando, totalmente ajenos a la clase. Sus papeles estaban en blanco, así que no dudé en esbozar una suave sonrisa y destapar el tarro en silencio, como quien se prepara para pasar la tarde leyendo. Carraspeé y volví a mirar a ese par.

-Chicos.-los llamé, consiguiendo que me miraran por fin. Moví un dedo hacia ellos y un par de bolas de tierra salieron del jarrón para ir directos a sus bocas, entrando como una pelota en la portería.-No se habla en mi clase.-sonreí irritado, intentando mantener la misma actitud amable de siempre. Costaba, vaya si costaba. A esos dos los hubiera... Ejem. Ambos alumnos empezaron a toser, sorprendidos, y trataron de quitarse la tierra de la boca sin demasiado éxito. Dos menos. Ahora a ver si alguien más se atrevía a molestarme-Sigamos.-dije para los que ya habían terminado de escribir-Para lo sociólogos lo más importante es saber lo que realmente sucede, lo que hay tras las apariencias, y por eso estudiamos casi cada aspecto de la vida social. Parafraseando a James H. Henslin: Nada hay demasiado sagrado ni demasiado profano para evitar el escrutinio de quien ejerce la sociología. Y si rompes esa superficie de las apariencias, si ves lo que hay detrás de las máscaras que los individuos y las organizaciones llevan puestas, encontrarás en muchas ocasiones que la realidad no se parece en nada a lo que se muestra para su exposición al público. Este cambio de punto de vista es, sin embargo, peligroso. Una vez contemplada la vida desde esta nueva perspectiva es casi imposible volver a la mirada complaciente y satisfecha que se tenía antes. La vieja, familiar y cómoda manera de ver las cosas se ha roto. Esto, por supuesto, es parte de lo que hace interesante a la sociología.-dije de memoria mientras apuntaba el nombre del hombre en la pizarra, debajo del mío. Algunos quedaron impresionados, como si les sorprendiera que me supiera de cabo a rabo eso, pero eso no era más que otra muestra de lo ineptos que eran. Hacía diez años había empezado a estudiar sociología con una muy vaga idea de lo que era, y ya en el primer año había memorizado todo lo que ellos tendrán que estudiar en... ¿cuatro, cinco años? Inútiles. Parásitos. Chasqueé la lengua mentalmente y volví a medio sentarme sobre la mesa-En la sociología se utilizan múltiples técnicas de investigación interdisciplinarias para analizar e interpretar desde diversas perspectivas teóricas las causas, significados e influencias culturales que motivan la aparición de diversas tendencias de comportamiento en el ser humano especialmente cuando se encuentra en convivencia social y dentro de un hábitat o "espacio-temporal" compartido. Hay infinidad de corrientes, teorías, métodos de investigación, autores y temas relacionados. Si podemos los trataremos todos, al menos los más básicos, pero hoy sólo tocaremos por encima uno de ellos. ¿Alguna preferencia con la que empezar?-pregunté, por si alguien tenía iniciativa propia y esas cosas.
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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Allan T. Lawrey Mar Jul 28, 2015 9:20 pm


Primer día de clases, primer día y Allan ya tenía los nervios a flor de piel. Sinceramente nunca había asistido a unas así que no conocía muy bien el mecanismo de todo esto, pero como ya había escuchado un poco sobre cómo se tenía que comportar dentro de clases se tranquilizó a sí mismo con la idea de que todo marcharía bien. ¿Por qué habría de pasarlo mal?
Entró al salón con dificultad gracias a un tumulto de alumnos que obstruían la pasada y buscó un asiento vacío, aunque en realidad, todos estaban disponibles. Tomó asiento y colgó su bolso en el pupitre, miró por la ventana hacia el exterior y esperó en silencio a que las clases comenzaran.

Repentinamente todas las voces de sus compañeros se silenciaron y sus figuras se fueron repartiendo por el recinto, cuando alzó la vista no pudo evitar sonreír con ligereza al ver a un joven rubio de apariencia amable y cargado completo de libros y un… ¿jarrón? Bueno, le restó importancia a aquello último y se enderezó para prestar atención.
Cuando el profesor se presentó, el ángel ladeó la cabeza y trató de memorizar aquel excéntrico nombre en vano, por lo que optó escribirlo en la parte superior de su cuaderno por si acaso. Todo marchaba bien hasta que un chico interrumpió haciendo una pregunta algo burlesca que incomodó en cierto modo a Allan, aunque también le daba curiosidad el saber el contenido del jarrón, creía que había mejores maneras de preguntar, pero se sorprendió cuando el rubio sonrió con total dulzura y contestó con una amabilidad que no cualquiera tendría en esos momentos.

«Debe ser una persona agradable…» pensó dejándose llevar por la actitud del más alto. Sin tener ninguna duda importante que hacer, guardó silencio y tomó su pluma para escribir con cuidado las palabras que consideraba importantes de recordar, cada apunte era bastante valioso para él, así que necesitaba escribirlos con cuidado.
Desde hacía rato escuchaba murmullos a su cercanía, hizo una gesticulación de molestia y desvió su mirada hacia su costado, donde se encontraban esos dos desconocidos hablando y susurrando como si nada, como si nunca hubiese comenzado una clase. Y ahí fue cuando otra sorpresa le hizo abrir con estupefacción la boca, el profesor Kaim -al menos lo llamaría así en su mente- le había hecho comer tierra ¡comer tierra! tal vez no era una manera muy amable para decirles que se callen, pero no iba a negar que le hizo bastante gracia y tuvo que oprimir una risilla con su mano.
Comenzó a anotar nombres y características importantes de la materia que el rubio recitaba como una canción de cuna, no dudaba ni vacilaba, parecía todo perfectamente retenido en su cabeza y tan claro como si lo estuviese leyendo de alguna parte. A Allan le hubiera gustado tener esa habilidad tan útil. Mientras el profesor anotaba el nombre del sociólogo al cual citaba, uno de los chicos que había eliminado parte de la tierra de su boca le murmuró con fiereza.

—Tú, te estabas riendo ¿no es así?—Allan le miró de reojo y guardó silencio intentando ignorarlo. Cuando el profesor volvió a girarse para preguntar por alguna duda, el chico chasqueó la lengua y Allan alzó la mano.

—Sí, profesor...—Miró con disimulo el pizarrón y leyó su apellido con dificultad—Sta- Stauf… Stauffen… Stau-ffen-berg.—Dijo sílaba por sílaba entre las risas y murmullos de su compañeros. Allan no se inmutó y ni siquiera demostraba externamente que por dentro le apenaba ser tan torpe con los nombres. Bajó el brazo con lentitud y luego de mirar su cuaderno por un milisegundo le habló— Me gustaría saber un poco más del método que se utiliza, a lo que me refiero, es que me parece curioso que se utilicen “tácticas” para conocer a las per-- ¡Ah!—Exclamó en cuanto sintió una patada bajo la mesa, miró con molestia hacia su compañero que hacía poco había ignorado. ¿Qué le pasaba?

—Cállate de una vez, nerd asqueroso.—Espetó por último el chico y los cercanos se rieron. Allan no era fácil de doblegar y mucho menos acudiría a la bajeza de contestarles de la misma forma, sólo se decidió por sonreír sin repudio alguno.

—Lo lamento, pero no pienso hacerlo.— Arguyó con voz suave ganándose una mirada despectiva del otro. Luego volvió su vista al profesor sin decir palabra alguna, esperando que su petición hubiese sido entendida -interrumpida y todo- por él, quien parecía ser bastante más amable y centrado que todos sus compañeros juntos.

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Mensaje por Kaim von Stauffenberg Jue Jul 30, 2015 9:51 am

Pasé la vista por la clase con esa pequeña sonrisa amable que siempre mostraba en público, aunque por dentro deseaba que hubiera alguien que tuviera algo más de... cabeza, sí. Ello no cambiaba que pudiera ser un parásito asqueroso, claro que no, pero al menos sería un insecto con algo de inteligencia (curiosidad, como mínimo), y ya tendría algo con lo que trabajar. Si tenía que estarme todo el maldito curso con treinta personas que no hacen más que retener información para escupirla en un examen, me pegaba un tiro. O no, mejor, se lo pegaba a alguien. Suspiré interiormente y me sorprendí de ver a uno de los más... "débiles" levantar la mano. Aunque supongo que no debía juzgarlo por su aspecto, especialmente siendo como soy. ¿Quién sabe? Igual hasta resulta ser un buen pupilo. Escuché su comentario con atención, algo más emocionado de lo que me hubiera esperado (que no era mucho, pero comparado con el "nada" al que estaba acostumbrado, era un gran avance). Con los años y la experiencia la sociología me había ido gustando poco a poco cada vez más, y que alguien mostrara interés me quitaba un poco la sensación de que todos eran unos cazurros. Un poco, claro, porque el tartamudeo al tratar de decir mi nombre no ayudaba, pero era mejor que nada, supongo. Aunque, siendo sinceros, eso de saber cómo estudiar a las personas era muy útil. Era muy práctico para saber cómo se iban a comportar, y para averiguar el por qué de esos comportamientos... Pero no sé si estos niños llegarían a saberlo en algún momento. ¿Sabían realmente lo que el conocimiento hacía, el poder que daba? En una guerra, quien supiera más era el que más cartas tenía para ganar. En el día a día quizá no se notara tanto, pero, al menos en mi caso, era muy importante saber cuándo sospechaban y cuándo se dejaban engañar por mi apariencia amable. Sonreí con su intento no muy productivo de decir mi apellido correctamente, aunque, antes de nada, miré al niñato que le había interrumpido, sin cambiar la expresión, y le lancé una bola de tierra a la boca más grande que antes, esperando que esta vez pillara la indirecta bastante directa.

-Agradecería que no interrumpieras a los que exponen sus preguntas...-miré con un vistazo la lista, identificándolo sin problemas-Marc. Si vuelves a hablar sin permiso tendré que castigarte, y estoy seguro de que ninguno de los dos quiere eso.-expliqué un poco más serio, pero sin menguar la amabilidad. Sin embargo, y sin que nadie más que ese coñazo de niño pudiera verlo, lo miré amenazadoramente, directo a los ojos, con el ceño levemente fruncido y los ojos afilados. El chico pareció querer tragar saliva y asintió, incómodo, antes de comenzar a quitarse la tierra de forma más o menos disimulada-Bueno, volviendo a tu pregunta...-miré al muchacho de cabellos rosados con expresión amable de nuevo-Existen tres métodos de investigación, al menos que sean importantes: el Método comparativo, la Investigación cualitativa y la Investigación cuantitativa.-expliqué girándome hacia la pizarra para apuntar los nombres.-El método comparativo estudia la correlación que existe entre uno o más fenómenos que se cotejan. Cuando se estudia, por ejemplo, la relación directa que existe entre el desarrollo del urbanismo y la relajación de las costumbres, o entre la extensión de la educación y la democracia, se hace uso del método comparativo. Realmente no es muy complicado.-dije comenzando a hacer un esquema para los tres tipos, apuntando la información más relevante-Investigación cualitativa o metodología cualitativa hace referencia a un grupo de métodos de investigación de base lingüístico. En general se consideran investigaciones cualitativas las que no son ni encuestas ni experimentos. Es decir, entrevistas abiertas, grupos de discusión o técnicas de observación y observación participante. la investigación cualitativa recoge los discursos completos de los sujetos, para proceder luego a su interpretación, analizando las relaciones de significado que se producen en determinada cultura o ideología. Es muy útil para ver cómo evoluciona la sociedad de cierto país o región.

Hice una pequeña pausa para terminar de apuntar y dejar que los demás completaran sus esquemas, con una mano en la cadera y la otra llena de polvo de tiza. Me giré hacia el alumno aparentemente más interesado y lo busqué en la lista. Allan Thomas Lawrey. Bueno será recordarlo. Volví a mirar a la pizarra y seguí con la explicación, prosiguiendo con el esquema-La investigación cuantitativa asigna valores numéricos a las declaraciones u observaciones, con el propósito de estudiar con métodos estadísticos posibles relaciones entre las variables. Cuando se aplican métodos cuantitativos se miden características o variables que pueden tomar valores numéricos y deben describirse para facilitar la búsqueda de posibles relaciones mediante el análisis estadístico. Aquí se utilizan las técnicas experimentales aleatorias, cuasi-experimentales, tests "objetivos" de lápiz y papel, estudios de muestra, etc. Para que exista metodología cuantitativa se requiere que entre los elementos del problema de investigación exista una relación cuya naturaleza sea representable por algún modelo numérico ya sea lineal, exponencial o similar. Es decir, que haya claridad entre los elementos de investigación que conforman el problema, que sea posible definirlo, limitarlos y saber exactamente dónde se inicia el problema, en qué dirección va y qué tipo existe entre sus elementos. Algunas características necesarios son que su naturaleza ha de ser descriptiva, ha de permitir al investigador “predecir” el comportamiento del consumidor, los métodos de investigación incluyen los experimentos y las encuestas, y los resultados son descriptivos y pueden ser generalizados.-volví a mirar a los alumnos con una sonrisa y me quité el polvo de las manos con un par de choques.-Como información básica ya está. ¿Alguien quiere que toquemos otros temas, o que profundicemos más?-pregunté mirando a todos en general, aunque con más interés en el niño rosado que en los demás. Por el momento, sólo él parecía tener algo de curiosidad, así que tampoco iba a matarme con el resto de energúmenos.


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Mensaje por Allan T. Lawrey Sáb Ago 01, 2015 7:27 pm


Ante la amenaza de castigo, el pelirrosa soltó un inadvertido suspiro, por primera vez sintió que las palabras del mayor eran algo falsas… pues pareciese que de verdad quería castigarlo. Pero no iba a caer en esas nimiedades, cualquiera, hasta él, perdería la calma con alguien que no prestaba atención y se desviaba en cualquier momento de la clase, perdiendo todo respeto por los demás; era algo que se debía corregir.
Incluso tras su sonrisa y su forma de hablar casi sin perder la calma, hacía que Allan se impresionara por el impecable autocontrol que el profesor presentaba. El ángel pestañeó repetidas veces viendo a su compañero atemorizarse por algo desconocido y luego sacar la tierra de su boca nuevamente, esta vez como rendido ante el rubio. Ciertamente era algo difícil de creer que ese tal Marc no se haya rebelado ante el profesor, juzgando por como se mostraba: impulsivo y arrogante, no sería de extrañar que lo hiciera. Algo debió haberle hecho caer en cuenta de que no podría ganar si seguía así, y ese algo era desconocido para Allan.

Anotó con rapidez el esquema que el profesor escribía en el pizarrón, no sin olvidar ciertos puntos que tampoco quería olvidar y consideraba necesarios estudiar e investigar luego. Allan había quedado profundamente interesado en la Investigación Cualitativa, era lo que él quería saber, lo que realmente le llamaba la atención...
Luego de repasar lo que había escrito, alzó la mano nuevamente, si no era en ese momento, nunca podría saciar aquella duda.

—Profesor,—Dijo esta vez omitiendo el “complicado” apellido para evitarse la vergüenza —en cuanto a la Metodología Cualitativa...—Tragó saliva con un poco de nerviosismo—si uno es capaz de utilizar bien la observación, ¿puede llegar a saber o intuir la forma de ser o de comportamiento de las personas? No solamente para algún tipo de estudio: me refiero a tener la capacidad de poder conocer realmente a los demás en base a la observación. —Miró su cuaderno de reojo y luego sonrió con sutileza.—Si fuera así, sería realmente útil.—Soltó con un tono algo encantado para luego continuar—Porque, en comparación a los otros dos métodos, éste es algo más ”práctico” en cuanto a que se podría utilizar para conocer las manías y preferencias de los demás y así poder formar estrategias...—Soltó como si fuese lo más normal, cuando alzó la mirada, la clase le miraba entre sorprendida e interesada, entonces Allan alzó ambas manos y las sacudió para reír con un poco de nerviosismo.

—Digo, con estrategias me refiero a juegos de mesa y esas cosas—Cesó el movimiento de manos, rascó su nuca y soltó un suspiro cuando la clase se volteó nuevamente al pizarrón. —O tal vez, ¿eso se consideraría trampa?—se refería a los juegos, como a Allan le encantaban éstos se sentiría algo culpable practicando éste método con otros durante uno, rió con sutileza sin sacar la mano de su nuca y alzó sus hombros levemente.

❝Me gustaría jugar ajedrez con él algún día.❞ Esa idea navegó vagamente por su cabeza ❝Parece ser alguien muy inteligente, tal vez no pueda ni vencerlo...❞ Y lo pensó muy enserio, algo en el temple del profesor le decía que era alguien de gran inteligencia, y sumándole el hecho de ser sociólogo, podría ser un oponente formidable.
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Mensaje por Kaim von Stauffenberg Sáb Ago 01, 2015 11:26 pm

Sonreí ante su razonamiento y a punto estuve de echarme a reír allí mismo. No porque fueran estúpidas, incoherentes o sin sentido (que de hecho, lejos estaban de serlo), si no más bien por la satisfacción de tener a alguien que sí estaba dispuesto a rebanarse un poco la cabeza para conseguir algo. Un parásito era un parásito hasta que se me demostrara lo contrario (cosa difícil), pero un parásito inteligente siempre era mejor que uno tonto, no importaba la situación. Aunque con ese aspecto tan... femenino, no podía hablar demasiado a su favor. Que sí, que vale, que yo era todo lo contrario a lo que tendría que ser, ¡pero no era mi culpa! Además, si fuera por mí, el verdadero yo y no esa abominación asquerosa y repulsiva que tenía que ser todos los días, lejos estaría de parecer adorable. Dios, qué dulces fueron aquellos días en los que podía mirar mal a todos, desearles la muerte con los ojos y no tener que esconder nada, atacar a todo aquel que se entrepusiera en mi camino sin miedo a que alguien respondiera, disfrutar del miedo de los más bajos sin esa molesta mata de pelo delante... ¿Qué veía la gente de agradable en la debilidad? Ser débil era rendirse, aceptar el dolor y convertirlo en tu hermano, dejarse aplastar por todos sin capacidad de impedirlo... ¿Cómo alguien podía pensar que eso era mono? No había día en el que alguien me mirara y pensara (o dijera) que se moría por darme un abrazo. ¡Un abrazo! ¡A mí! Yo, que en otros tiempos había provocado el pánico entre ejércitos enteros y destruido con tanta facilidad... tanta... Con un movimiento éste mismo edificio estaría partido por la mitad. ¡Y ni siquiera tendría que esforzarme demasiado! Sólo levantar un poco más el terreno y... Pero allí estaba yo, enseñando técnicas de supervivencia y estrategia a niñatos que no eran capaces de entender que todo conocimiento era vital cuando tu vida pendía de un hilo, gastando mi preciada vida en llenar cabezas vacías de información que jamás sabrían aprovechar. ¿Y todo por qué? Por un fallo de cálculos. Un por un maldito descuido, por eso se fue todo al garete. Y luego yo tuve que estar casi toda la guerra en aquel asqueroso sótano escondido de la mano de Dios, y para cuando salí ya era demasiado tarde... Y ahora todo el mundo decía que habíamos hecho mal, que éramos los malos, que no tenían que servir nuestro ejemplo, pero no creo que ninguno de ellos llegue a entender la profundidad de nuestros pensamientos. Nosotros éramos un nuevo comienzo, una nueva era... Y lo destruyeron todo.

-Para algo sirve la sociología, Allan.-asentí con una sonrisa, alejando aquellos recuerdos desagradables y preñados de odio. No podía mirar atrás sin sentir un profundo asco por el mundo. Todos hablan de cambiar, de empezar de cero, de alcanzar nuevas metas... Pero cuando hay alguien que realmente está dispuesto a ello, que quiero conseguirlo de verdad, lo lanzan al vacío para recordarlo como un sucio canalla que no hizo más que provocar la muerte de millones... ¿Qué culpa tenemos de que haya gente superior a otra? Sólo queríamos dejar a cada uno en su sitio, no creo que eso sea tan malo... Pero está claro que hay personas que jamás aceptarán las buenas ideas ni el progreso si eso las quita de su pedestal-Además de saber las razones de por qué se hizo esto y no lo otro, los sociólogos estudian y previenen cómo actuará la población en base a sus actos, su forma de pensar, y, bueno, todo en general. Cada detalle cuenta. Si lo que quieres hacer es estudiar a un solo individuo o a unos pocos, es incluso mucho más sencillo. Tan sólo tienes que estar atento y saber diferenciar los puntos más importantes.-expliqué apoyándome de nuevo en la mesa con la cadera, cruzándome de brazos-Es lo que se suele usar para manipular a la personas o poder engañarlas con mayor facilidad. Por ejemplo, si observas y haces las averiguaciones adecuadas puedes saber qué es lo que afectará más a una persona y que la hará reaccionar de manera más... desesperada. Por suerte la mayoría de individuos de la misma especie suelen comportarse del mismo modo, así que puedes empezar con una base más o menos sólida.- me rasqué un momento la nariz, mirando al muchacho-Por ejemplo, si hablamos de humanos, sé que, independientemente de quién sea, una situación en la que su vida corra peligro y que, por ende, no controlen en lo más mínimo, produce en ellos miedo, irritación, e incapacidad de pensar con claridad. Eso me da un punto a favor. Por el contrario, si utilizo esta técnica con un demonio, lo más seguro es que termine siendo aún más fuerte de lo que ya es, pues las escenas de riesgo los incitan a la violencia. Al final todo se reduce a tener información.

Arrugué la nariz, algo decepcionado con su último comentario. Una pena. Parecía que el muchacho iba por buen camino... ¿O eran los nervios? La gente débil es influenciable, y dependiendo de la edad que tenga la opinión pública le importará bastante... De ser así no sería tan raro que rectificara comentarios inteligentes para añadir tonterías, aunque eso no es, ni mucho menos, una excusa.-No, no sería hacer trampa. Trampa sería si yo amañara el juego o comprara a los demás implicados para asegurarme la victoria. Usar tus conocimientos sólo es una muestra de inteligencia, y ser inteligente no va contra las normas de ningún juego. No los respetables, al menos.-dejé ir un leve suspiro antes de sonreír. Al menos aquella clase estaba siendo algo interesante, no como... bueno, todas las demás-En el póquer, por ejemplo, gana quien sepa crear una buena estrategia. No importa si las cartas son buenas o malas: si sabes cómo hacerlo para que los demás se crean tus mentiras, eres el ganador incluso antes de empezar. En dicho juego no sólo participa la suerte. Es un juego de observadores, manipuladores y mentirosos, y en eso la sociología puede trabajar muy bien. Además, de estudiar el por qué de sus comportamientos, puede predecir otros mediante tics, costumbres, expresiones, movimientos, mensajes con otros jugadores... Todos es posible si uno sabe cómo jugar sus cartas.-terminé de explicar, haciendo un pequeño juego de palabras. No eran lo mío, pero tenía entendido que a la gente le gustaba.
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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Allan T. Lawrey Vie Ago 07, 2015 11:50 pm

Allan comenzaba a entusiasmarse inevitablemente con la clase, a pesar de que no tenía experiencias anteriores en una, ésta era especialmente interesante. Habían muchas cosas que quería saber, quería conocer más a fondo a los humanos, el porqué a sus diferencias tan grandes que no sólo se trataba de deslices culturales, sino a algo más grande que los mantenía en constante conflicto. Su ideología, la forma de actuar frente a ciertas circunstancias, todo; si Allan pudiese aprender cada uno de esos aspectos sería tan satisfactorio para él que le causaría un poco de orgullo de sí mismo.
Prestó especial atención a los ejemplos que el contrario le explicaba, si los ponía en un plano y se los imaginaba con cuidado, resultaba ser un ejercicio de bastante utilidad. Mientras el profesor hablaba, hizo una pequeña lista en su cuaderno sobre lo que, consideró, no debía olvidar por nada:

• Cada detalle cuenta.
• Estar atento y diferenciar puntos importantes.


Y sobre aquel último punto se preguntó expresamente si sería capaz de hacerlo, él podía prestar atención a los demás, pero tal vez no podría rescatar algo lo suficientemente importante de ellas. ¿Qué pasaría si lo intentase con quien tenía frente suyo? Después de todo tenía que sólo prestar más atención a sus gestos y la forma en que hablaba, además, aunque descubriera alguna manía del señor Kaim no se lo diría, lo más seguro es que Allan ejercitara ese último punto en silencio y sólo para sí mismo.

—Entonces, si lo ponemos de una forma más banal…— llevó una de sus manos a su mentón y luego sonrió con sutileza —sería como cualquier otra especie. Si una manada de gacelas se ve acechada por unas cuantas leonas, acudirán a escapar y dividirse, dejando que los más débiles, lentos o jóvenes sean cazados por salvar sus vidas. Aunque los humanos son seres pensantes y conscientes, a diferencia de los animales, suelen actuar de esa manera frente a estas situaciones de peligro.— Y entonces su sonrisa se desvaneció, no tenía otra razón, le había parecido tan triste y cruel, pero totalmente tangible. Era así, siempre era así. Era como la naturaleza que los seres vivos tenían. Pero como decía el profesor Kaim, existían otras razas, de las cuales tampoco estaba de más aprender a leer.
Y anotó otro punto a su lista:

• Tener información.

En cuanto le dedicó una mirada al otro pudo apreciar que arrugó la nariz por un corto período de tiempo, Allan no sabía la razón tras ello ni se lo lograba imaginar aunque quisiese, pero le parecía curiosa su reacción… tal vez no se había equivocado en decidir observarlo.
Luego de no tener la atención de la clase sobre sí se sintió más liviano, lo ponía nervioso tener tantas miradas sobre él, y más cuando la clase parecía más un diálogo sólo de dos personas. Aunque debía admitir que no podía evitarlo, el profesor estaba ganándose cada vez más su atención.

—Inteligencia, eh...—Susurró más para sí mismo con total agrado. Era cierto, las habilidades y la inteligencia no iban en contra de las reglas de ningún juego que conociese. En seguida sonrió y soltó una pequeña risilla apenas audible y demasiado corta como para ser considerada una “risa” de por sí. —Entonces si llevamos eso a la vida real, más que ser inteligente, es saber utilizar la inteligencia. O no sólo limitarse a eso, cualquier pequeña habilidad o tecnicismo bien empleado podría ser un punto a favor...— Acomodó la cinta de su cabello y luego despejó sus ojos moviendo su flequillo —es fascinante, porque uno además de conocer a los demás y aprender a leer sus expresiones… debe de conocer sus propios límites y saber aprovecharlos.— se podría decir que su mirada brillaba con sólo imaginarlo, a través de sus preciados juegos podría practicar otro aspecto bastante interesante. Ese ejemplo, sin duda, había sido uno bueno.

—Profesor, ¿usted es bueno en el póquer?— Aquella pregunta se resbaló más bien de sus labios, pero sería una buena oportunidad para intentar leer un poco más allá de esa sonrisa. Tal vez sus compañeros no lo notaran y hasta soltaran unas pequeñas carcajadas por la pregunta aparentemente “fuera de contexto”, pero Allan sabía que no era así, y lo más probable era que el profesor Stauffenberg también lo supiera.
Sabía que no debería generalizar, pero eso de "observadores, manipuladores y mentirosos" no podía dejarlo pasar. Le inquietaba, le inquietaba y le daba curiosidad...

Ese ángel quería aprender más.
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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Kaim von Stauffenberg Dom Ago 09, 2015 2:59 pm

¿Podía ser que hubiera alguien en aquella clase con dos dedos de frente y algo de sentido común? ¿Podía ser? ¡Aleluya, parecía que sí! Mira que era difícil encontrar a algún alumno fuera del último curso (con suerte, en tercero) que tuviera algún tipo de interés... O al menos el suficiente como para participar así en clase. Es que no lo hacían ni para distraerme... El chico éste, Allan, por ejemplo, se estaba desviando del tema un poco, pero por lo menos mantenía una conversación interesante de debatir, y eso ya me entretenía lo suficiente como para no seguir soltando la parrafada... De verdad, estaba rodeado de cabezas huecas. Bueno, al menos ya venía preparado para eso. Estoy seguro que más de uno no se esperará que lo que se comente en la clase de hoy salga en el examen de dentro de una o dos semanas. ¿Que "es poco tiempo como para poder un examen", decís? Me da igual. Es mi clase, mis normas, y pongo los exámenes cuando me da la gana. No soy yo el que se ha de concentrar en aprobar la asignatura, así que realmente me da igual cuánto tenga que corregir. Al fin y al cabo leo y escribo rápido, así que eso no es un problema casi nunca. Ser profesor podía tener mil y una cosas malas, ser una de las cosas más molestas de la historia y estar lleno de incomodidades miraras por donde miraras, pero al menos podía disfrutar del sufrimiento ajeno cuando sus notas estaban en juego. Y luego, cuando les decía lo que habían sacado... ¡Ah, qué dulce momento! Casi me daban ganas de sonreír de verdad. Vale, sí, luego me suspendían muchos y tocaba hacer los exámenes de recuperación, pero como esos igualmente los aprobaban pocos, tampoco tenía que preocuparme demasiado. Al fin y al cabo, siempre hay una manera de infundir terror, por pequeña que sea.

-Bueno, no debemos olvidar que los humanos también son animales. Eso es algo de lo que se suele olvidar la gente, aunque, al fin y al cabo, son mamíferos y eso los incluye en una rama animal. De hecho, se podría decir que todo aquel que se alimente de forma parecida -en el sentido de necesitar leche materna- es un mamífero también, por lo que, a su vez, algunas especies "celestiales" podrían ser llamadas "animales", lo que plantea la cuestión de qué clase de animales salen huyendo como gacelas, y cuales atacan como leones.-expliqué bastante metido en la clase. Podía parecer que lo que decía no tenía demasiado sentido con el temario, pero al final todo estaba entrelazado. Un mero cambio de palabras podía hacer que todo un razonamiento cambiara, y, en parte, era eso lo que quería hacerles entender a esa banda de cabezas de serrín. Para saber a ciencia cierta cómo reaccionará alguien, cómo poder ganarlo sin apenas mover un dedo, es necesario vigilar y tener en cuenta todos los puntos de vista. No hacerlo podía llegar a ser un error fatal.-Además, lo que has dicho no es del todo cierto. Verdad es que gran parte de la población actuará así en situaciones de peligro, pero entre los humanos hay también una densa cantidad que pondrá su vida en peligro para salvar a los demás. Pese a no ser una especie ni más fuerte ni inteligente que los demás es la que más porcentaje de supervivencia tiene, y eso se debe a que, aunque no siempre sea así, saben cómo tapar sus propios desperfectos. Por ejemplo, los policías y bomberos están entrenados para dar su vida con tal de poder salvar otra. Tras cierto entrenamiento son capaces de cambiar sus instintos más básicos por otros más arriesgados, pero en cierta manera productivos. Lo mismo pasa cuando aprendes artes marciales: a base de entrenar e inculcar disciplinas, sustituyes instintos por unos más prácticos.-dije mirando al muchacho, ya ignorando al resto de la clase. Para mí ya se habían convertido en simples estatuas sin vida ni importancia, así que no pensaba fingir que también se lo decía a ellos cuando escasos eran los que me prestaban atención. Tragué saliva para refrescar mi garganta, sucumbiendo a los recuerdos en ese segundo de distracción. Ciertamente, conseguir que tu cuerpo reaccionara de otra manera ante cosas tan básicas como recibir un golpe no era tarea sencilla. Yo lo aprendí de pequeño, y aun así me costó mucho tiempo y esfuerzo a base de golpes y repeticiones. Ahora lo tenía tan adentro, tan inculcado, que tenía que hacer horribles esfuerzos por no revelar nada cuando me pasaban algo al aire. Aunque fuera un simple lápiz, cerca estaba siempre de "atacarlo" con un golpe seco de mano o de lanzarlo lejos llamando a la tierra. Dejar el pasado atrás no era fácil, desde luego.-Otro ejemplo-proseguí sin dejar que se viera ese pequeño desfase mental con la realidad. No podía dejar que me vieran dudar, al fin y al cabo-son las madres, y padres según quién. Cuando un individuo "crea" una vida, especialmente en el género femenino, al mismo tiempo crea un vínculo entre el hijo y él, anteponiendo la vida de éste a la suya propia. En los animales con la corteza prefrontal menos desarrollado pasa lo mismo, así que tampoco se puede considerar como un incidente aislado.-expliqué dando por supuesto que sabían qué eran algunas cosas. No me importaba explicar eso, al fin y al cabo yo todavía me consideraba humano y sabía que muchos de los alumnos escaso contacto habían tenido con nosotros, pero, como siempre, debían preguntar. De otra forma yo no dejaría de subir el nivel hasta que realmente todo les sonara a chino.-Por lo tanto, podemos deducir que, de nuevo, si no tenemos la información necesaria podría irse todo al garete. Poniendo de nuevo el ejemplo de las gacelas, si suponemos que todas correrán abandonando a las más débiles y hay una gran cantidad de crías, lo más probable es que acabemos con un resultado insatisfactorio, pues las madres guiarán a los más pequeños hasta el centro del grupo, y los machos, los que tradicionalmente protegen a la manada, las rodearán a ellas, haciendo que los más fuertes queden fuera y que, por ende, sea más complicado cazarlos. Todo es cuestión de estrategia, y jamás de suerte.-asentí satisfecho con lo dicho-Uno nunca puede dejar sus planes a la suerte si no quiere correr riesgos innecesarios.-comenté más como consejo personal que como parte de la clase.

Reprimí las ganas de alzar una ceja al verlo soltar aquella risilla estúpida. No entendía a ese chico. Tenía la capacidad de sacar y tantear temas de lo más interesantes y no hacía más que reaccionar de forma juvenil y tonta. ¿Por qué? Yo a su edad no hacía esas cosas. Que sí, vale, a su edad estaba encerrado entrenando día sí día también y pobre de mí si hacía alguna idiotez, ¡pero eso no era una excusa! Y aun en el caso de que no tuviera la edad que aparentaba (muy probable teniendo en cuenta la cantidad de especies extrañas que había en esa escuela, incluido yo) sería peor, porque eso quería decir que actuaba de forma incluso más infantil de la que tocaba. Yo tenía más de cien años y, bien mirado, si no fuera porque me tocaba fingir y hacer de jovenzuelo alegre y despreocupado sería un buen abuelo malhumorado y gruñón. De hecho me levantaba todas las mañanas queriendo mostrarle al mundo lo mal que me caía, pero no, no podía... Ah... qué bonito será el día en el que cierren esas malditas asociaciones de crímenes de guerra. Qué bonito.-En realidad, saber aprovechar las habilidades y los puntos fuertes es parte de los requisitos de ser inteligente, que en ningún caso se ha de confundir con ser listo. El primero sería lo que diferenciaría a los supervivientes de los muertos en casos de necesidad, y en el segundo simplemente dicta quién saca mejores notas. Lamentablemente es un error muy común.-suspiré algo decepcionado con la humanidad. A mí me consideraban listo pero no inteligente por esa fachada asquerosa que llevaba. ¡Matarlos a todos quería cuando de aquella manera me miraban! Llenos de compasión y sentimentalismos... ¡Incluso conseguían que hablara de forma arcaica de nuevo! Qué bonito cuando todos hablaban más correctamente. Qué bonito-Por otro lado, alguien verdaderamente inteligente sabe cómo hacer que sus puntos flacos se vuelvan sus mayores armas.-comenté, pensando un poco en lo que llevaba haciendo casi toda mi vida. Si bien podía decirse que mis "errores" eran ser egoísta, egocéntrico y orgulloso (aunque yo no me consideraba tales cosas), me había servido de ello para esconderme mejor. Los que llegaron conocerme como Mancha Verde y sobrevivieron buscaron y buscaron, pero nunca llegaron a encontrarme. ¿Por qué? Porque me serví de esa idea que tenían de mí, de esa personalidad, para crear una totalmente distinta y poder ponerme a salvo. Ahora fingía, pero seguía vivo gracias a que no había olvidado quién era o las convicciones que me hicieron ser así-Ciertamente, el mayor reto del sociólogo es estar seguro de que sus deducciones son acertadas, pero sólo hace falta seguir observando para ver si has cometido algún fallo. De nuevo, lo esencial es observar y estudiar.

Ladeé algo la cabeza mirando al chico, pillado desprevenido. No estaba del todo seguro si hacía esa pregunta por hacer o si seguía un razonamiento en el que no había caído. Supuse que se debía a lo que había dicho con anterioridad, y, como siempre, sonreí suavemente, mirándolo con dulzura. El cuando aprendí a mirar así a la gente es un misterio hasta para mí, pero debo decir que es muy útil. Pero sin irme por las ramas, aquella pregunta tenía doble filo. Si decía que no daría a entender que no era lo suficientemente capaz de analizar a las personas como para jugar un par de tristes partidas, algo que mi orgullo no podía aguantar pese a que había sido aplacado bajo presión durante muchos, demasiados años. Sin embargo, si asentía sin pensarlo dos veces cumpliría con la norma de "observadores, manipuladores y mentirosos", y no podía dejar que eso sucediera. Una brecha, por pequeña que fuera, podría llegar a obligarme mudarme de nuevo, y ya me había acostumbrado a aquella escuela, por muy mala que pudiera llegar a ser. Al menos allí no tenía que poner excusas si pasaban diez años y mi aspecto seguía igual. Por lo tanto debía ir con cuidado, aunque eso no era una sorpresa teniendo en cuenta mi situación. Me pasaba el día en la cuerda floja, y aunque con los años había aprendido a trenzar los hilos para poder andar con más seguridad, no quería arriesgarme. Un movimiento en falso y todo se iría a la porra.-Lamentablemente nunca he podido jugar con personas más experimentadas que yo, así que no estoy muy seguro de cuál es mi nivel.-respondí con la voz dulce de siempre, sobrellevando el bache sin problemas. Tsk, aquel niñato no me la iba a jugar, vaya que no.


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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Allan T. Lawrey Jue Ago 13, 2015 9:10 pm

Sin darse cuenta, la clase se había tornado en algo así más como un diálogo de sólo dos personas. Los demás presentes en la clase estaban inmersos en sus propios asuntos y otros, más reducidos, anotaban algunas cosas discretamente. Aunque no se sabía si eran esencialmente apuntes o algún tipo de distracción como cartas o dibujos.

“Por supuesto” pensó, los humanos eran otra especie. No una mitológica, sino principalmente creada como un grupo animal, y no cualquiera, sino el más abundante en el planeta. Los fundamentos expuestos por el profesor le ayudaban a conectar las ideas de mejor forma, era como un auxiliar a toda la lluvia de ideas que invadía su rostro en ese momento. Pero nunca antes había vivido una situación así, le fascinaba hablar sobre cosas que no conocía bien con quienes estaban mucho más informados. Le gustaba nutrirse de los conocimientos de otras personas, pero copiarlos no era lo suyo, no. Él más bien prefería aprenderlos y integrarlos de una forma que pudiese emplearlos por sí mismo, sino sería más como una grabadora que repetiría todo lo recepcionado.

Habían muchas cosas que se le ocurrieron en ese momento, pero no consideró acorde a la clase y muy posiblemente confundiría a sus compañeros. Asique optó por recordarlas para algún día tratarlas fuera de clases con el señor Stauffenberg; no era para menos, él tenía una concepción muy válida de lo que hablaba y sus fundamentos respaldaban con seguridad sus palabras. Entonces, apartó el tema de los seres celestiales por un momento de su cabeza y asintió con una sonrisa satisfecha.
—Es bueno saber que hay seres capaces de proteger la vida de otros.— Sólo pensarlo le había devuelto una sonrisa dulce a su rostro, orgullosa y enternecida por los actos de esos pocos que valían mucho. —En cierto modo, la valentía es como una base para adquirir nuevas opciones que desarrollan para proteger su sociedad… ¿o tal vez me equivoco?— Dijo esta vez un poco inseguro, no quería perder el hilo de la clase y si se despitaba o entendía mal aunque sea un punto, podía terminar por confundir todo lo que el profesor estaba explicando.

Notó que el rubio dejaba pasar saliva en cuanto guardó silencio, y eso le había dado muchas opciones en qué pensar. Podía tener sed, el principio de un resfriado que le maltrataba la garganta, un cansancio por más ínfimo que sea o las explicaciones le secaban poco a poco la garganta como a muchos solía pasarles… y eso no era todo, había una extensa gama que Allan podía imaginarse de ese simple gesto. De verdad, el punto de recabar información observando a los demás le estaba animando bastante la clase, y sobre todo el objetivo que se había fijado, pues el profesor parecía alguien demasiado simple, pero a la vez casi imposible de leer. Si es que no imposible del todo.  Para Allan era un desafío digno de enfrentar al menos por aquella clase.

Y el vínculo madre-hijo que estableció el profesor le pareció una de las cosas más bellas que consideraba de la vida. Desde siempre, desde que se dedicaba a observar la vida en la tierra ese gesto le había parecido tan noble y transparente que era uno de los principales detonantes a que quisiese acercarse más a la vida terrestre; le parecía conmovedor aquel vínculo que muchas especies, en su mayoría, experimentaban. Claro que siempre habían excepciones.
—Estrategia… ¿eh?— Murmuró con una tenue sonrisa para sí mismo. Allan nunca había tenido la oportunidad de mostrarla en un campo de batalla y, sinceramente, esperaba nunca tener que hacerlo. Pero si había algo que le gustaba bastante era ese concepto y lo que conllevaba saber utilizarlo. —Es cierto, si lo vemos desde ese punto. La baja de las crías ralentizará el crecimiento demográfico de la manada… y eso podría llevar a un envejecimiento de la especie y un rápido decaimiento de ésta misma y puede que los lleve a la misma extinción. Algo para nada conveniente…— Pensó en voz alta con su vista perdida en algún punto muerto de su cuaderno de notas. —Por supuesto,— agregó totalmente de acuerdo a la afirmación de su profesor —la suerte no es más que un parámetro inexistente, un límite inventado y una mala excusa para las pérdidas. Una buena estrategia sería la brecha decidora entre la victoria y la derrota.— Y ahora parecía asociarlo todo mucho mejor… la información eran los datos que ayudarían en el conocimiento de una buena estrategia, de una posible victoria y, por ende, un ansiado progreso. Allan parecía comprenderlo todo mejor desde ese punto de vista.

—Ya veo...— anotó la diferencia en sus apuntes para prevenir en algún futuro confundirlos torpemente. —Si se invierte la vista que los demás tienen de uno mismo, permitiría un ampliamiento de nuestra observación, de alguna manera… aunque no sabría explicarlo bien.— admitió frunciendo ligeramente el ceño, un poco enredado en sus propios pensamientos, pero bien era esa la idea que se le formaba. —es como aprovechar esos puntos débiles para descubrir los de los otros… o algo así— aún sentía que no podía captar del todo el pensamiento, pero ya iba a pensar en ello más adelante. —”Todo se reduce a tener información”— repitió las palabras anteriormente dichas por el profesor asintiendo ligeramente. —Y la información se consigue con datos, observando, analizando…

Y hablando de analizar, comenzó a fijarse con especial cuidado en los gestos del mayor, frustrándose un poco por sus reacciones tan ligeras y despreocupadas. Era muy difícil pensar en algo más allá de su sonrisa dulce y sus gestos amables. Lo único que pudo rescatar apenas, fue el tiempo que tomó en responder, tal vez para los demás no había sido mucho, pero a juzgar por la respuesta que dio no debió haber tardado tanto como lo hizo ¿O es que acaso Allan estaba volviéndose muy paranóico y precavido? No estaba seguro casi de nada, mucho menos cuando el señor Kaim era tan inasequible.

—Oh, es una lástima; yo tampoco tengo mucha experiencia en el póquer, asique no valdría de nada que le retara a una partida donde seguramente terminaría perdiendo ¿no?— Sonrió alzando sus hombros con la inocencia nata que poseía, pues en ese momento pareciera que solamente lo decía con un espontáneo sarcasmo que brotó de él.

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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Kaim von Stauffenberg Jue Ago 13, 2015 11:54 pm

-Supongo que sí.-sonreí soltando una suave y delicada risa, tan falsa y perfecta como cada uno de mis movimientos. Entendía que a muchas personas les pudiera parecer tierno y bonito eso de sacrificarte por los demás, pero pensándolo fríamente, ¿qué tenía de bueno? Era ponerse en peligro a uno mismo por nada, porque la mayoría de las veces los que protegías no merecían ni una décima parte de tu generosidad. Lo instintos más básicos de todas las especies, y esto era algo que no fallaba nunca, empujaban siempre al individuo a salvarse a uno mismo, a no dejar que ningún percance provocara una parada cardíaca irreparable. De hecho, el simple acto de salvarle la vida a alguien que ha tenido un ataque al corazón también era antinatural. Así pues, ¿por qué se empeñaban algunas personas en ayudar a los demás a costa de sus vidas? En algunos casos podía entender que no se pudiera pensar con lógica, como por ejemplo si se tenía a algún ser querido en peligro, pero hasta ahí me parecía algo extraño, y en gran parte egoísta. Estaba bien eso de querer salvar a los que quieres y todo eso, ¿pero no era pensar demasiado en uno mismo el hecho de ir a ayudarlos sin pensárselo dos veces? Al fin y al cabo, si eran importantes para ti la norma dice que para ellos también lo eres. Entonces, ¿no sería más lógico asegurar tu supervivencia para que al menos ellos pudieran irse sabiendo que uno de ellos seguiría con vida? ¿O debía uno arriesgarse, con altas probabilidades de no lograr su cometido? Nadie te aseguraba que pudieras mantenerlos con vida, y cada segundo te dejaba un poco más cerca de su estado... Yo eso lo tenía muy claro. Cuando mi padre se vio envuelto en el derrumbe del edificio en el que se encontraba, no dudé en alejarme de allí. Bueno, quizá dudé un poco, pero más por la impresión de tener un centro de operaciones cayendo a mis pies que por otra cosa. No me hizo falta mucho esfuerzo para recordar sus enseñanzas, que se basaban, ante todo, en una simple y sencilla de acatar norma: No importa cómo ni a costa de qué, pero sigue con vida. Era muy probablemente el mejor consejo que me había dado, y eso que él estuvo en casi todos los entrenamientos que me dieron...-En general sí, pero muchas veces la valentía se puede confundir con la idiotez. Por ejemplo, si un bombero salva a una persona en un incendio se consideraría un acto valeroso, pero si por el contrario alguien normal y corriente se mete en una cueva porque cree haber oído gritos de socorro, lo más probable es que lo consideren un estúpido. La fina es muy fina, es fácil no verla, y aún más traspasarla.-expliqué, basándome en vivencias propias. Había visto morir a muchos, pero la mayoría de ellos no seguían con vida por haber planeado las cosas erróneamente. Bueno, eso, y que de seguir con vida tendrían que tener cerca de noventa o cien años, y la mayoría no solían llegar a esas edades. O al menos en mí época, hacía mucho que no comprobaba la evolución de los estudios. Quizá ahora lo más normal era llegar a los ciento y pico años y yo sin saberlo. Aunque lo veía poco probable-Aunque en lo personal creo que, para evolucionar y mejorar, la astucia es la mejor amiga. Tú puedes ser muy valiente, pero no te sirve de nada si no eres capaz de encender un fuego, trepar un árbol para huir de los depredadores o prepararte una cama que te proteja del frío y la humedad.-al fin y al cabo, "mejor maña que fuerza". Aunque un par de buenos golpes nunca estaban de más.

Dejé unos segundos para que el muchacho pensara e ideara sus propias opiniones, observando con un par de vistazos al resto de la clase, que, como no, desatendía como era de esperar. Los recuerdos aprovecharon para hacer de las suyas en ese corto periodo de tiempo, incitados por la charla. Me acordé de Bettina, de lo ilusionada que estaba por el niño. Aunque nunca terminé de entenderla sí consiguió que le cogiera cierto cariño a la criatura sobre sus constantes charlas sobre la maternidad y lo que pensaba hacer cuando el feto hubiera nacido. Gracias a eso lamenté durante un tiempo su pérdida, pero nunca llegué a verme capaz de llorar por la pérdida de ambos. Cada día que pasaba entendía menos el dolor que podían sentir algunas personas al perder a un hijo. Era tu propia sangre, sí, pero no era alguien al que hubieras conocido, con el que realmente hubieras entablado una relación profunda. Ni él te reconocía a ti, ni tú podrías reconocerlo a él de no ser por una etiqueta en el pie. Me parecía algo estúpido todo, aunque de alguna manera no llegaba a odiar a los padres cegados por el dolor. Era una de las pocas situaciones que no me agradaban, pero por lo menos sí toleraba hasta cierto punto. Volví en mí rápidamente, nada apenado por las ideas que acababan de surcar mi mente, centrando de nuevo la atención en el chiquillo que planteaba tantos dilemas.

-Así es, aunque dudo que las gacelas o los leones expongan esos planteamientos.-reí por lo bajo, divertido ligeramente por la ilógica idea de que aquellos animales pudieran pensar algo más que lo que sus instintos dictaban.-Así es. Lamentablemente ni el mejor observador e investigador puede ser capaz de pensar en todos los contratiempos que pueden haber. Existen demasiados parámetros a tener en cuenta, y muchos de ellos no dependen ni de ti ni del individuo que estás observando. De hecho, no depende de nadie. Por ejemplo, imagina que estás intentando atacar a alguien por un flanco a escondidas.-sí, vale, sólo sabía poner ejemplos de guerra, pero era lo que mejor se me daba. Había sido "creado" para matar, al fin y al cabo-Si llueve harás demasiado ruido y lo más probable será que te atrapen. Si hace sol puedes ser sigiloso, pero habrá más seguridad y estarán más atentos. Por otro lado puede hacer buen tiempo, pero si está el suelo enfangado olvídate de que no te pillen.-carraspeé para aclararme la garganta y proseguí con la misma naturalidad y elegancia de siempre-El tiempo suele ser el mayor problema, y el que menos se puede controlar. Aunque hay muchos factores más que tener en cuenta. Si tienes un informador que te ha dicho dónde habrá más guardias puedes actuar acorde a eso, pero no puedes estar totalmente seguro de que vayan a posicionarse así. Quizá han cambiado de estrategia en el último momento, quizá te han descubierto y saben lo que harás, quizá se han ido mientras dormías... Las posibilidades son infinitas y no las puedes controlar todas. Y aunque llegues a plantearte todos los posibles escenarios, nunca, o muy pocas veces, podrás actuar bien tapando todos los agujeros.-ah... la vida del militante era complicada.

-Más o menos.-asentí sentándome sobre la mesa, con la espalda recta y una pierna cruzada sobre la otra. Así, mucho mejor. Estarse de pie todo el rato era molesto.-Imagina que tú y yo somos enemigos, y creo que no tengo fallos, pero para comprobarlo me imagino lo que tú piensas de mí e intento pensar qué crees que haría en situación X.-propuse algo divertido por el ejemplo. La cosa se iba poniendo interesante por momentos, desde luego. Aunque algo me decía que la clase parecía cada vez más psicología que sociología, claro que no iban tan alejadas la una de la otra, siendo sinceros-Para ello me baso en la información que yo te he dado de mí. A bote pronto no me sería muy difícil, porque lo cierto es que rápidamente te haces una idea de cómo soy. No parezco una persona muy complicada.-sonreí, a sabiendas que de aquello podría sacar algo muy malo o algo muy bueno. Todo dependía de lo que quisiera entender-Sin embargo, quizá es eso lo que quiero que pienses para que te hagas una idea preconcebida y errónea, buscando confundirte y pillarte por sorpresa. Sabiendo que hay mucha información que desconoces de mí porque la mayoría o casi toda se basan en hechos falsos, puedo actuar con mayor libertad a la hora de engañarte. De esa forma mis debilidades se convierten en mi mayor ventaja, porque no me hace falta esconderlas: al mostrarlas y hacerte creer que ésa es la parte "básica", quedan a salvo por tu propia incapacidad de visión, pues no se te ocurrirían atacarlas.-expuse alegremente aunque con la misma seriedad del resto de explicaciones. No podía negarlo: algo sí que me emocionaba aquella clase. Aquel chico tenía mi atención, y lo cierto era que me gustaba poder sacar temas que de otra manera tocaba tan sólo en mis monólogos internos.-Como ya he dicho: estrategia e información.-dije risueño, ensanchando la sonrisa. Y ya está. Fin de la explicación, fin de la emoción. Volvamos a la vida y sosa realidad.

-Nunca se sabe. Todo depende de las veces que ambos hayamos jugado y de nuestra capacidad para aprender. Además, bien podrías ser un experto y actuar así sólo para que me confiara...-dije ladeando ligeramente la cabeza, intentando mostrarle otro punto de vista. Claro que llevaba tanto tiempo en una piel que no era la mía que lo más probable era que lo dijera por pura paranoia. Ya no era capaz de fiarme de nadie ni de crees que podía ver todo lo que creía... Siempre había algo más escondido, siempre. Y aquel siempre no me dejaba descansar.


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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Allan T. Lawrey Vie Sep 04, 2015 3:05 pm

Cruzó sus brazos sobre su pecho, alzó una ceja y ladeó ligeramente su cabeza, todo al mismo tiempo, guardando silencio por unos segundos los cuales utilizó para filtrar aquella idea en su cabeza.  La comparación entre valentía e idiotez fue algo que le identificó de cierta manera; no sabría explicarlo bien, pero sentía que él podría ser tan idiota como valiente, y puede que incluso más de lo primero. Frente a este pensamiento, soltó una pequeña risilla avergonzándose de su misma inocencia que tantas veces le había metido en problemas.

—Bueno, sí. Pero con ese ejemplo sólo puedo pensar que la valentía puede ir muy bien ligada con la estupidez y la espontaneidad.— Soltó un pequeño suspiro. —Aunque no creo que sea malo del todo encontrarse con alguien así.— Admitió en un deje de esperanza por la humanidad que cada vez se podría hallar más y más podrida y sumida en un egoísmo aislante. Si era sincero, nunca antes se había visto en una situación de peligro máximo, no tuvo la necesidad de  sobrevivir a nada, sólo vivir en paz consigo mismo y sus hermanos; asique muchas de las cosas que su profesor le explicaba le parecían casi irreales si no las hubiera visto antes en la Tierra simplemente no las creería, le parecería un cuento de ficción, incluso hablando de sí mismo, le era difícil imaginarse necesitando de astucia o inteligencia para sobrellevar cualquier cosa. —Vaya, usted parece saber mucho sobre eso.— Soltó casi sin pensarlo mucho, más como un elogio al rubio; Allan no estaba pensando en todo la información que su profesor podría proveerle, sino que estaba más bien cegado por sus palabras y se dejaba llevar por todas las cosas que estaba aprendiendo a través de ellas.

Sonrió intentando suprimir otra risilla, animales capaces de idear estrategias… sería interesante de ver, pero muy poco probable en realidad; ellos eran más de instinto, era ridículo pensar que en su naturaleza se hallaría la capacidad de pensar y razonar como lo hacían los humanos.

Ya, había entendido hasta todo eso de los parámetros que no dependían del individuo en sí, pero esto de los ataques sorpresa no los entendía muy bien. Asintió a cada palabra del rubio con una inmensa lucha interna por tratar de entender lo que mejor podía el ejemplo. Al final, sintió que sólo pudo captar del todo sus últimas palabras; las cuales anotó en su cuaderno antes de olvidarlas, pues estaba algo distraído, se había ido a otro mundo pensando en que, definitivamente, ese profesor tenía experiencia en algo. Lógicamente no podría deducirlo sólo así, no era tan imaginativo ni poseía la capacidad de deducir tan fácilmente. Esa idea sólo se presentaba en su cabeza como una… ¿sospecha? Sí, eso podría ser lo más acertado.

Sonrió casi desafiante ante el ejemplo del profesor, impaciente por tal novedoso ejemplo.  —Bien, voy a imaginar que la personalidad que me ha mostrado hasta ahora es una fachada; como una "debilidad"— movió los dedos enmarcando aquellas comillas. —ciertamente se me haría imposible imaginar que sea alguien más, sólo podría aceptar lo que me ha mostrado de usted hasta ahora y no podría siquiera sospechar de usted. — Pero sí sospechaba, algo, tal vez casi nada. Pero lo hacía al fin y al cabo —Es un punto bastante interesante...— miró de reojo la clase que ya estaba completamente desconectada de lo que se estaba conversando, al parecer ninguno pudo siquiera seguirla un poco; algo que complació a Allan de cierta forma, pues se enorgulleció de sí mismo. —No podría imaginar que usted fuese de otra forma e idearía una estrategia para ¿atacar?— no estaba seguro de si usar esa palabra, pero lo dejó pasar por mientras —el lado que conozco de usted, pero si llegase a ser de otra manera, no podría manejar sus reacciones…— Entonces pensó que ese sería otro parámetro más fuera de alcance.
El profesor repitió aquellas palabras que ya casi se volvían ley dentro de la materia. Allan estaba divertido, el ejemplo que el rubio había dado era increíblemente cercano a sus vagas sospechas, avivándolas absurdamente rápido y casi dándole la esperanza de que estaba yendo por buen camino.

—Entonces me gustaría retarlo a unas partidas alguna vez— Afirmó con voz suave y una sonrisa que no escondía su interés por seguir examinando a tan curioso personaje que tenía frente suyo. Era la primera vez que se emocionaba tanto por seguir entablando una conversación con alguien. Además de que el póquer era un juego que le ayudaría en gran parte a descubrir un poco más del señor Kaim. —Pero claro, cuando se dé la ocasión.— Agregó sin ánimos de parecer que quisiera presionarlo, un profesor debía tener bastantes cosas que hacer, bueno, una alumno también, pero no estaba demás dejar el reto pendiente.

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Sociología: primera parte [Privado] Empty Re: Sociología: primera parte [Privado]

Mensaje por Kaim von Stauffenberg Dom Sep 06, 2015 4:28 pm

Me hizo gracia la expresión que tenía el muchachillo al pensar. Era algo cómica e inocente, muy de niño. Me hizo pensar que la gente era todavía más rara, con cierto toque fascinante que hacía que comprendiera a los científicos que estudiaron tanto a los humanos durante la segunda guerra mundial. Un poco extremos para algunos, pero no se avanza sin sacrificios, al fin y al cabo. Me crucé de brazos, aprovechando esos segundos en los que repasaba lo dicho para meditar yo también. Allan era... curioso. Todavía no podía asegurar que no fuera un parásito, pero, por lo menos, iba por buen camino para convencerme de lo contrario. Aunque algo en él en lo que me había centrado era su facilidad para cambiar de actitud. Hablaba fluidamente y mostraba una inteligencia más que aceptable, haciendo de la clase algo que hasta yo podía disfrutar. Sin embargo en ocasiones se corregía para decir estupideces, ponía caras extrañas y decía cosas sin sentido, propio del adolescente que tendría que ser. Por eso me confundía. ¿Cómo alguien podía parecer tan adulto en algunas ocasiones, por mucho que algunas cosas le resultasen nuevas, y tan infantil en otras? ¿Cómo podía uno tener ese contraste en su interior sin que nada fuera fingido? Yo mostraba un caso parecido, pero porque mis circunstancias eran especiales... Solté el aire lentamente, perdido en algún punto de su cara mientras ambos terminábamos de pensar. Cuando yo era joven no era así. Lo tenía todo mucho más claro. Claro que quizá debería dejar de ponerme como ejemplo en casi todo lo que pienso. Lo mío no es lo que se dice un caso muy común pensé antes de mirar al resto de la clase sin muchas ganas. Aunque algunos trataban de seguir el hilo de la conversación -y debo decir que me sorprendí al ver a más de un par de ojos verdaderamente interesados- la mayoría hacían cualquier cosa para distraerse, aunque en silencio, eso sí. Al menos habían aprendido la lección.

-Es que es así. La valentía bien puede servir para ayudar a tu especie a sobrevivir, pero muchas veces la gente se olvida de que el miedo es un instinto básico que nos ayuda a prevenir el peligro. Si algo puede hacerte daño es muy fácil que termines teniéndole pavor, lo que evitará tu contacto con ello y, por ende, un posible final desafortunado.-expliqué con el semblante serio pero tranquilo, ahora que el público era mucho menor. Miré al par de interesados como si preguntara si tenían algo que añadir, pero ambos parecían de acuerdo al preferir quedarse como observadores.-No es necesariamente malo hasta que los valientes pasan la línea de la estupidez. Ahí es cuando más vale hacerse a un lado y dejar que el mundo haga lo suyo.-añadí recordando algunos soldados. Buenos hombres, leales y volcados a la causa, pero con unas ansias tan grandes de demostrar que ellos también podían ser importantes que terminaron todos o la gran mayoría muertos. Una verdadera lástima. Sonreí suavemente, interesado, y ladeé la cabeza un poco, curioso.-Sé más cosas de las que la gente creería.-ensanché la sonrisa un segundo, encantado de poder mostrar un poco de esa chulería que tanto había echado de menos.-Claro que ser profesor se basa en eso, ¿no?-comenté algo divertido, o al menos fingiendo estarlo.

Sabía que la mayoría de personas consideraban la guerra una catástrofe, una actividad inhumana que sólo servía para crear masacres y bla, bla, bla, pero, ¿acaso se habían planteado alguna vez porqué el ser humano pelea, lucha aunque no parezca tener necesidad de ello? Podríamos conformarnos todos con lo que tenemos y vivir en paz, sí. Un bonito sueño. Pero los humanos siempre buscamos más, incluso cuando ya estamos en la cumbre. Algunos creen que eso es un defecto, pero la naturaleza está llena de situaciones parecidas. Reclamaciones de tierras, peleas a muerte para declarar quién es el macho alfa, control sobre las hembras, las crías y la comida... Aunque no lo pareciera, hasta los simios usaban estrategias básicas de tanto en tanto. Por ejemplo, si un miembro débil y uno más fuerte se peleaban, el alfa se pondría de lado del débil, porque así éste vería que no puede vencer, y el fuerte tendría que obedecer al jefe. Los ingleses hicieron lo mismo con las colonias y sus conflictos internos, pero a ellos los llamaron bestias, locos, salvajes. ¿Qué diferencia había? Yo no encontraba ninguna... Mamá naturaleza nos daba unas armas y nosotros las usábamos, ¿qué había de malo en eso? Yo no me había sentido tan en casa como la primera vez que pude usar mis poderes en el campo de batalla, ni tan útil como cuando vi todas las vidas que podía segar apenas moviendo un brazo. El débil muere, el fuerte gana, así ha funcionado siempre. La gente se ponía muy tiquismiquis con facilidad, eso estaba claro.

-Exactamente.-asentí satisfecho. Siempre era grato de ver que no me explicaba tan mal como decían. Todo era cuestión de ser inteligente o no, no hay más...-Es algo complicado y sin duda podría llegar a ponerte paranoico, pero no deja de ser una opción. A menudo las personas se ponen "máscaras", por razones bastante dispares, pero que terminan en la misma conclusión: mostrar algo que no es la verdad. Esto también se puede estudiar, y de hecho sería bastante interesante. Claro que la verdad es muy relativa, así que se tendría que ir con cuidado.-dije subiéndome las mangas de la camisa hasta el codo para mayor comodidad. Miré la hora en mi reloj de muñeca y volví a observar a los alumnos.-Como caso excepcional, los que no estéis interesados en la clase podéis iros antes de hora.-dije sin apartar la vista de ellos, añadiendo un "con una obvia consecuencia en las notas" que ya daba por supuesto en su cabeza. Quizá a ellos no se lo hubiera dicho nunca, pues no dejaba de ser la primera clase, pero estaba más que seguro que podrían imaginárselo. Y si no lo hacían, no era su culpa. Al menos así todo sería más cómodo y los que de verdad quisieran aprender lo harían con más facilidad. En menos de dos minutos una muchedumbre asquerosa desapareció causando un gran estruendo. Arrugué la nariz un segundo al oírlos, comparándolos con unos simios cualesquiera. Sí, definitivamente hubieran sido más silenciosos. Solté el aire con algo de pesadez y observé complacido como, además de Allan, otras dos personas se movieron a la primera fila a escuchar. Sus libretas estaban llenas de apuntes y mostraban un brillo encantador en los ojos. Sonreí ligeramente, sin dejar muy claro si el gesto era sincero o no, y marqué con un par de movimientos los nombres de los que sí valían la pena. Más tarde me aseguraría de poder reconocerlos. Volví a mirar a Allan y seguí con la conversación como si nada nos hubiera interrumpido.

-Bueno, yo soy más dado a juegos de mesa como el ajedrez o las damas. Por mucha buena estrategia que tengas es innegable que el azar es un punto importante en el póquer y preferiría no tener que contar con esos factores dentro de lo posible.-expliqué. No tenía problemas en pasar el tiempo con mentes que merecieran la pena, y aquel chiquillo estaba mostrando de más de una manera que sería un interesante contrincante.-Claro, cuando se dé la ocasión.-repetí con una suave sonrisa, interesado.


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Mensaje por Allan T. Lawrey Mar Ene 05, 2016 11:19 pm

Habían muchas que quería seguir conversando, cada vez eran más y más preguntas que saturaban su cabeza de una manera tan increíble que él mismo olvidaba lo que pensaba a cada segundo. Allan podía no notarlo, pero su manera de pensar tanto en tan poco tiempo era irreal, pero como para él era costumbre no podría notarlo a menos que alguien le leyera el pensamiento y se lo dijera de buena manera. Eran tantas palabras, imágenes, recuerdos, suposiciones, citas y demás que no podría tomarlas en cuenta en tan poco tiempo. Claro, si tuviera la memoria necesaria para recordar cada cosa que se le venía a la cabeza, sin duda sería un "genio", pero por fortuna no era así, al menos el caos que se formaba en su cabeza pensando eran cosas de segundos y a lo más minutos que pronto olvidaría en cualquier situación a menos que fuese algo importante. Así de extravagante era Allan en su interior.

Volvió a tomar nota en su cuaderno, siguió la vista del profesor hacia un par de compañeros que se limitaba a observar con cierto grado de interés, Allan pudo adivinar que el profesor consideraba en cierta manera a quienes estaban presentes mentalmente aún en la clase, entonces sonrió para sí mismo. No podría adivinar cuánto tiempo había pasado ya desde el inicio de la clase, pero sí podía saber que eran décadas desde que no tenía una conversación tan interesante con alguien, se sentía reconfortante. —¿Y si algo da miedo, pero tienes que hacerlo de todas formas para sobrevivir? Creo que habría una presión mayor en ese caso para la persona, pero si se compara el miedo a la muerte y el miedo, no sé, a una fobia… se da en ocasiones la estupenda reacción de un arranque de valentía espectacular.— Muchas veces lo había visto, era maravilloso y hasta motivador para él, por supuesto, Allan no temía a la muerte, pero los humanos son otro cuento. —Pero claro, no todos temen a la muerte.— Miró fijo al profesor, en realidad, era extraño ver a un ser sobrenatural temiendo a la muerte, en mayor parte era temor al miedo, al abandono, pero no a la muerte en sí.

Era tan sospechoso que la impaciencia se le mezclaba irremediablemente con la curiosidad, pero si se daba el milagro en que descubriría algo del profesor en algún momento, no sería en público, Allan se juró a sí mismo que sería uno de los secretos mejor guardados que tendría jamás. Podía sonar egoísta, pero aquel descubrimiento sería SU logro, de nadie más, por ende nadie más tendría que saberlo, pues a nadie más parece interesarle tanto la personalidad del profesor como para tener una fijación como la de Allan. Con ello en mente, soltó una risilla y alzó sus hombros como dándose por vencido. —Tiene razón, si es profesor debe saber mucho más de lo que pueda imaginar.— Admitió cerrando sus ojos y formando su más celestial sonrisa para dejar en claro que "se rendía a sus sospechas", pareciera que solo faltaba que le brotaran sus alas para parecer más ángel de lo que se mostraba en ese momento. No estaba mintiendo después de todo, era un ángel, no le gustaba mentir, solo es que se iba a rendir con sus sugerentes preguntas de momento. Pero sólo de momento.

Negó con lo que parecía ser la sombra de su anterior sonrisa, una sonrisa más tenue y calma. —A mí no me parece paranóico, creo que podría ser algo interesante y que aumenta el interés en los demás, es como un impulso para conocerlos mejor y honestamente… aunque está claro que no todos piensan igual y puede que algunos de verdad se sientan engañados o perseguidos por esto.— Sí, parecía que cada vez que el profesor decía negro él iba y le decía blanco ¿Cómo podía Allan ser tan positivo? Es que todo le parecía maravilloso desde su punto de vista, pero claro, él ni idea de lo florecitas que podría llegar a ser.
En cuanto el profesor dio el consentimiento, la mayor parte de la clase se retiró entre bostezos y chirridos de silla, entre ellos, lógicamente, el chico que le había molestado hacía un momento.  No era una sorpresa, en realidad lo esperaba. Al ver a los demás estudiantes, Allan tomó sus pertenencias y se acercó desde su puesto  entre el final y el centro de la sala a uno de al frente con timidez, colgó su bolso y dejó su cuaderno de notas con cuidado de no hacer mucho ruido, finalmente tomó asiento.

Si se trataba de ajedrez, entonces era como música de oídos para Allan. Nunca se consideró excepcionalmente bueno, pues no tenía con quién practicarlo más que consigo mismo, asique nunca notó algún avance o retroceso en su capacidad de evaluar situaciones, pero jugar con alguien que ofrecía tal experiencia, parecía más que tentador. —Una muy buena decisión, debo admitir. Entonces está dicho.— Sonrió nuevamente con gracia.
Allan miró a sus compañeros y, luego de cruzar ligeras miradas, les hizo un saludo silencioso con la cabeza, encantado de que no fuese el único interesado en aprovechar las clases que había elegido.
El reloj de pared indicaba la hora, pero Allan no tenía ni la más mínima idea de cuánto duraba una clase, asique era como un gesto inútil el ver el reloj. Repentinamente, y como si él la hubiese llamado, un timbre resonó marcando el fin del período. Allan pegó un saltito con sus hombros por la sorpresa y su expresión de desilusión fue inevitable. Parecía un niño pequeño al que recién le habían quitado un dulce. —¿Eh? ¿Ya acabó? ¿De verdad?— Alternó su mirada entre los presentes, incluyendo al rubio, todavía sin creerlo del todo. Vaya, sí que había sido muy rápido todo y ahora no tenía muchos ánimos de salir.

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Mensaje por Kaim von Stauffenberg Miér Ene 06, 2016 10:46 am

La diferencia entre una clase llena de niñatos ineptos que daban el curso por perdido solo por tener un profesor severo y una de solo tres alumnos realmente interesados en lo que explicabas era tal que parecía estúpido tener que compararlas. Lo bueno era que había pillado el truco. Puesto que la inmensa mayoría no estaban interesados en hacer clase para las próximas sesiones les dejaría marchar antes. Así, por lo menos, durante un rato podría explicar con tranquilidad. Admito que me relajé más de lo que hubiera esperado. Al no tener que adoptar la pose de centinela todo era más ameno, incluso si se tenía en cuenta que el noventa por cierto de las veces mi cerebro ignoraba a todo aquel que no me ofrecía un mínimo reto intelectual. Y para mí, al contrario de como se suele decir, sí era algo personal. Uno recoge lo que siembra, y gracias al cielo muchos morirán de hambre. Las recuperaciones son cansinas, inútiles y una pérdida de tiempo, pero al menos me lo paso bien viendo las caras desesperadas de los que intentan aprobar en vano.

-Buen punto de vista.-lo felicité, meditándolo-Enfrentarse a un miedo o fobia siempre implica un mínimo de valentía que no se puede menospreciar, pero el contexto lo puede todo.-dije volviéndome hacia la pizarra para comenzar a dibujar-Pongamos que tenemos al sujeto A. Dicho individuo, pongamos por caso, tiene miedo a las arañas. En principio no tendría razón alguna por la que acercarse a una sala llena de ellas, pero imaginemos que si no lo hace no podrá llegar a otra sala, donde está alguien importante para sujeto A esperando a ser rescatado. Si consigue hacerlo, será, en esencia, una muestra de valentía.-expuse con varias ilustraciones sencillas y claras para que fuera más fácil entender el ejemplo-Por otro lado, otra persona, el sujeto B, tiene fobia, que no miedo, a los lugares oscuros. Está bajo las mismas circunstancias: si llega a la siguiente sala encontrará a su persona querida y podrá salvarla. Sin embargo esta vez el sujeto B no está seguro de que sea esa sala o de si hay alguien esperando en la oscuridad para atacarlo. Si es así, cabe la posibilidad de que su vida esté en peligro, lo que le suma otro factor a tener en cuenta. De ser alguien entrenado, como un soldado o policía, lo más probable es que terminara entrando con todas las precauciones para comprobar si efectivamente el rehén está ahí.-expliqué sin darme cuenta de que, aunque no del todo, volvía a hablar como un militar. Viejas costumbres nunca mueren-En cualquier caso, más que valiente sería eficaz. Por otro lado, si dicho sujeto es un civil normal y corriente, es dudoso que terminara atreviéndose a hacerlo, puesto que una fobia es un miedo irracional difícil de combatir. Aunque fuera una buena excusa y las probabilidades estuvieran en su contra, sería tachado de cobarde. En el caso de que terminara enfrentándose a sus miedos, la manera de proceder sería muy importante. Si va calmado, con los sentidos alerta y cuidándose de no llamar la atención, sería posible que nadie lo atacara y pudiera comprobar sano y salvo si el rehén está en la sala de al lado. En tal caso sería valiente. Pero, si va nervioso, es patoso, y tiene la mala suerte de que alguien lo estaba esperando, más que valiente será estúpido por no haber tomado las precauciones adecuadas.-terminé, dejando la tiza y quitándome el polvo de las manos con un par de golpes. Me giré para ver mis alumnos y tras un pequeño rodeo me apoyé de nuevo en la mesa con la cadera-Como se puede ver la línea entre valentía y estupidez es realmente fina, y se ve distorsionada por los hechos, las vivencias de los sujetos, las palabras que se usen al explicarlo... Es bastante relativo y en esencia depende de las opiniones de cada uno. Claro que eso no impide que podamos poner un límite bastante satisfactorio.-dije mirando de reojo mis dibujos. No era un gran artista, pero se entendía la esencia de lo que quería decir y con eso bastaba.

-Es muy probable que sea así para la mayor parte de las personas. Al fin y al cabo, muchas historias de hoy en día que aluden al romanticismo y a la amistad se basan en eso: personas que se van descubriendo poco a poco hasta mostrar lo que realmente son. Sin embargo se ha de tener en cuenta que siempre hay límites que una vez se cruzan no permiten la marcha atrás. Todos, en mayor o menos medida, tenemos máscaras, pero la diferencia es cuándo decidimos quitárnosla. La mayor parte de la población, queriéndolo o no, se acostumbran a la compañía y con ella se exponen. Pero hay algunos-como yo, pensé-que no son capaces o no quieren quitársela nunca. Ya sea por costumbre, desconfianza o lo que sea. En esos casos, si los demás descubrieran que no son quienes dicen ser, es muy probable que se sintieran traicionados, especialmente si la relación duraba ya mucho tiempo.-me encogí de hombros, como si habláramos del tiempo-Contexto e información, al final todo se reduce a eso.

Cuando tocó el timbre me sentí igual de decepcionado que el joven de cabellos rosados, aunque procuré no mostrarlo. Pero, y en contra de mi voluntad, esbocé una sonrisa divertida.-Sí, pero mañana volvemos a tener clase.-comenté antes de volver a mi expresión serena.-En cualquier caso, y aunque solo haya participado Allan, agradezco que se hayan quedado en clase.-sonreí mirando al par de alumnos que habían decidido hacer algo útil con sus vidas, retomando mi faceta amable, encantadora y estúpidamente impecable-Lo tendré en cuenta.

Recogí mis cosas y esperé a que todos hubieran hecho lo mismo para cerrar el aula, dirigiéndome a la siguiente clase. Al menos me llevaba un buen recuerdo de esta.


-TEMA CERRADO-

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