Entre aromas silvestres {Libre, Individual}

Artes y manualidades era otra de las cosas que la joven y enérgica Padme amaba hacer. Aunque claro, en realidad ¿Que no le gustaba? Cualquier cosa que significara aprender le encantaba. Ciencias, letras, artes; no había ninguna materia de la cual pudiera decir sinceramente que "La detestaba". Ese día estaba en uno de los varios talleres, haciendo la tarea que les habían encomendado. No tenia que entregarla hasta la semana siguiente, y sin duda alguna no había ninguna prisa, pero ¿Que importaba eso? Ella quería hacerla ahora. Muchos encuentran los deberes aburridos y tediosos, la joven en cuestión era distinta. Si, bien, usualmente los encontraba igual de tediosos que los demás alumnos, aunque, más que "molestos" los encontraba aburridos. Si, exacto, aburridos. Muy contrariamente a su alocada apariencia la joven peliverde era lo que muchos podría llegar a describir como una nerd. Amaba aprender y estudiar, alimentando su curiosidad con cualquier tontería. ¿Cual era el problema de aquello? No tenia paciencia. No podía esperar a que llegara el día en que dieran cierto tema en clase, no, ella lo estudiaba de antemano y lo aprendía sola. Eso hacia que las clases se volvieran poco interesantes y las tareas fáciles y aburridas. Por ese motivo, clases como artes y manualidades le encantaba. Eran mucho más espontaneas e imaginativas, volviéndose mucho más simple sorprenderla con algo que aun desconocía. Por eso y mucho más, a pesar de no odiar ninguna materia, podría jurar que esa era su favorita.

Movió el pincel a través de ese gran lienzo, trazando lineas que poco a poco iban tomando forma, mezclando esos tonos vivos y alegres que, sin duda alguna, la definían perfectamente. Era un cuadro floral, vivo, espontaneo, del cual con solo verlo sentías que podrías oler el aroma a césped y flores silvestres, casi como si te hallaras en los jardines. Esa, en realidad, no era la tarea que les habían encargado. Esa había quedado a medias encima de la mesa. Era una maqueta y mientras esperaba que la cola se secara para poder seguir, la joven había decidido empezar a pintar. Estaba tan distraída, tan concentrada, que siquiera se dio cuenta de la pintura verde y amarilla en sus mejillas. La joven tarareaba alegremente, haciendo pinceladas sin un ápice de duda o preocupación, solo pensando en el cuadro. La ventana del taller estaba abierta, mientras una suave brisa hacia bailar las blancas cortinas que la cubrían, a la par que las hojas de algunos de los libros que tenia abiertos encima de esa gran mesa pasaban, quedando en una pagina completamente distinta a la que ella tenia en un inicio.

Esa podría definirse como una tarde completamente tranquila. El cielo empezaba a tornarse rojizo y ella, quien seguía inmersa en su propio mundo no se daba cuenta de ello. Podría fácilmente seguir así toda la noche, pero gracias a dios su estomago era más atento que ella y, de la nada, decidió sonar. La joven pasó la mano por encima de este y rio levemente - Ups, olvidé comer - Mencionó, mientras lavaba el pincel para dejarlo bien puesto en el caballete. Se sentó en uno de esos altos taburetes y de su bolsa sacó un par de sándwiches, empezando a comer, sin tener en cuenta que, efectivamente, se encontraba en un aula (?) Entonces, cuando por fin había dado el primer bocado escuchó como la puerta se abría, observando a la persona que acaba de entrar con unos ojos inocentes e infantiles, mirándola como una niña que sabia que estaba haciendo algo que no debía, diciendo con sus verdes obres "Lo siento, tenia hambre".