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Absolutamente todas las tablillas utilizadas en el foro fueron creadas por el staff, y únicamente para nuestro foro. Muy por el contrario, ninguna de las imágenes nos pertenece, aunque todas han sido editadas en photoshop por el Staff. Las imágenes han sido sacadas de Zerochan, Pixiv y Deviantart. Los físicos de Galamoth son de "Nafah" en deviantart también.
Agradecemos a foroactivo por los tutoriales. Por último especificamos que todo el material que los usuarios posteen aquí pertenece solo al usuario. El plagio no será tolerado, sean originales, por favor.
Quiero agradecer primordialmente a mi staff, que ha sido quien me ha motivado a seguir con este proyecto. Agradezco especialmente a Kashia Bythesea por ayudarme a buscar las imágenes para variadas labores, siempre muy dispuesta. Agradezco especialmente Darsey O. Gobin por impulsarnos a salir adelante incluso aunque los tiempos se vean difíciles y comencemos a cansarnos. Así es como se sale adelante: en equipo y con amor.
Por último y muy importante agradezco a todos los usuarios que han mantenido a este foro vivo, muchas gracias.
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Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
3 participantes
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Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Después de clases había emprendido su viaje a la casa de Kaim como ya era costumbre. Ni siquiera sabía porque seguía conservando su propia residencia cuando ya había invadido el hogar del alemán con muchas de sus cosas y no había día que no durmiera en su cuarto. Suponía que mientras no le obligaran entregar las llaves, nunca estaba de más conservar el lugar, aunque se llenara de polvo por su prolongada ausencia.
Aquel día había sido especialmente estresante, y aunque el demonio mantenía una expresión neutra en su rostro, la fatiga de su cuerpo lo atormentaba y solo deseaba tumbarse en el sofá y tomar algo helado. Y fue justo lo que hizo luego de entrar en la casa y saludar con un simple – Ya volví~ – Dejando su bolso y chaqueta a un lado cerca de la puerta mientras comenzaba a deshacerse de la corbata. No pudo ver a Kaim desde la sala o en su camino a la cocina, pero no descartaba la idea de que estuviera en casa, después de todo la puerta no tenia seguro como si ya esperara su llegada. Abrió la puerta de la nevera y repaso con la mirada las opciones que tenia para refrescar su garganta, terminando por elegir un poco de zumo que sirvió en un vaso para luego volver a la sala.
A pesar de todo el frio que pudiera hacer afuera, realmente no le molestaba gracias a su afinidad con el fuego, lo que lo convertía casi en una estufa viviente cuando las temperaturas bajaban a menos de cero, ademas de que la magia de los kitsunes le daban una protección extra a los ambientes hostiles. Se dejo caer pesadamente en el sillón y tomo el control para encender el televisor. Tomo un sorbo del vaso mientras subía los pies sobre la mesita de centro para tener mas comodidad, desabrochándose al menos la mitad de los botones de la camisa.
El primer canal con el que se encontró parecía ser de noticias, pero en seguida presiono el botón del control remoto casi por inercia en busca de algo de su agrado, pasando fácilmente unos 10 canales hasta detenerse en uno de música. No era muy fanático a aquel tipo de música moderna, pero debía admitir que tenia un ritmo pegadizo y agradable, terminando por ver el video que lo acompañaba. Soltó un suspiro algo pesado al no encontrar realmente algo útil que hacer mas que esperar a que Kaim saliera de donde sea que estaba y beber el zumo, llegando a frustrarse un poco y cambiando de canal de nuevo hasta detenerse en uno donde parecían discutiendo de una forma bastante irreal hasta el punto de parecer actuado. El programa era tan malo que Lucius no pudo evitar soltar una desganada risa burlona, al menos lo mantendría entretenido por un rato.
Aquel día había sido especialmente estresante, y aunque el demonio mantenía una expresión neutra en su rostro, la fatiga de su cuerpo lo atormentaba y solo deseaba tumbarse en el sofá y tomar algo helado. Y fue justo lo que hizo luego de entrar en la casa y saludar con un simple – Ya volví~ – Dejando su bolso y chaqueta a un lado cerca de la puerta mientras comenzaba a deshacerse de la corbata. No pudo ver a Kaim desde la sala o en su camino a la cocina, pero no descartaba la idea de que estuviera en casa, después de todo la puerta no tenia seguro como si ya esperara su llegada. Abrió la puerta de la nevera y repaso con la mirada las opciones que tenia para refrescar su garganta, terminando por elegir un poco de zumo que sirvió en un vaso para luego volver a la sala.
A pesar de todo el frio que pudiera hacer afuera, realmente no le molestaba gracias a su afinidad con el fuego, lo que lo convertía casi en una estufa viviente cuando las temperaturas bajaban a menos de cero, ademas de que la magia de los kitsunes le daban una protección extra a los ambientes hostiles. Se dejo caer pesadamente en el sillón y tomo el control para encender el televisor. Tomo un sorbo del vaso mientras subía los pies sobre la mesita de centro para tener mas comodidad, desabrochándose al menos la mitad de los botones de la camisa.
El primer canal con el que se encontró parecía ser de noticias, pero en seguida presiono el botón del control remoto casi por inercia en busca de algo de su agrado, pasando fácilmente unos 10 canales hasta detenerse en uno de música. No era muy fanático a aquel tipo de música moderna, pero debía admitir que tenia un ritmo pegadizo y agradable, terminando por ver el video que lo acompañaba. Soltó un suspiro algo pesado al no encontrar realmente algo útil que hacer mas que esperar a que Kaim saliera de donde sea que estaba y beber el zumo, llegando a frustrarse un poco y cambiando de canal de nuevo hasta detenerse en uno donde parecían discutiendo de una forma bastante irreal hasta el punto de parecer actuado. El programa era tan malo que Lucius no pudo evitar soltar una desganada risa burlona, al menos lo mantendría entretenido por un rato.
Lucius D. Russell- Sexo :
Raza : Demonio/Zorro
Mensajes : 15
Galmos : 50971
Reputación : 4
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Me gustaría decir que soy una persona de gustos sencillos, pero no es verdad. Hay demasiadas cosas que no me gustan, no aguanto, u odio con toda mi alma. Incluso después de acostumbrarme al café instantáneo y comprobar que no está taaaaaaaaaaaaaaan malo, no dejo de repetirme cada mañana que algún día volveré a tener una criada que me haga un café como dios manda. Pero, y eso sí que tengo que agradecerlo a la mediocridad de la vida de un profesor de clase media, ahora encuentro soluciones a mi mal humor mucho más rápido que antes. ¿Algo me molesta? Una taza de chocolate. ¿Minna se pone muy pesada? Un cigarrillo y algún libro tirado por ahí. Y chocolate. ¿Una estresante tarde corrigiendo trabajos? Sexo con Lucius. ¿Un día frío y desagradable como aquel? Ducha caliente. Y chocolate. El chocolate nunca estaba de más.
Me metí en la ducha con un suspiro, dejando que el agua caliente resbalara por mi cuerpo con suavidad. Mis hombros cayeron en el acto, agarrotados, y todo el flequillo se me pegó a los ojos. Dios, santos diez minutos de relajación. Bostecé y me pasé la mano por el cabello, medio dormido, pero el sonido de la puerta cerrándose me distrajo. Lucius... ¿Ya era tan tarde? ¿O el idiota del zorro llegaba pronto? Siendo él, lo veía capaz incluso de irse durante la clase por pereza. O quizá no, porque dar explicaciones hubiera sido incluso más cansado que simplemente explicar cosas. La cabeza de ese loco seguía siendo un misterio para mí. Me lavé sin demasiada prisa me vestí al salir, poniéndome un pijama cualquiera. Llegados a ese punto ya importaba bastante poco cómo vistiera delante de ese tipo, así que mejor ir cómodo.-¿Qué miras?-pregunté al entrar en el salón, secándome el cabello con una toalla perezosamente. Pronto tendría que cortármelo. Si fuera por mí lo llevaría mucho más corto... pero, bueno, ya nos sabemos el cuento. Mejor si seguía pareciendo adorable y encantador.
Me acerqué al sillón y me senté encima de las piernas de Lucius, de lado y con un suspiro, aprovechando para distraerme yo también con la televisión. No parecían echar nada bueno a juzgar por los gritos sin sentido que se oían, pero supuse que aquello era mejor que nada. Más o menos. A mí seguía gustándome más el silencio que las palabras de unos sucios parásitos.-Hola, por cierto.-saludé apoyando el codo en el respaldo. Lo nuestro, estaba claro, no eran los saludos efusivos y cursis que se solían ver en las películas. Dios nos salve de llegar a eso algún día.
Me metí en la ducha con un suspiro, dejando que el agua caliente resbalara por mi cuerpo con suavidad. Mis hombros cayeron en el acto, agarrotados, y todo el flequillo se me pegó a los ojos. Dios, santos diez minutos de relajación. Bostecé y me pasé la mano por el cabello, medio dormido, pero el sonido de la puerta cerrándose me distrajo. Lucius... ¿Ya era tan tarde? ¿O el idiota del zorro llegaba pronto? Siendo él, lo veía capaz incluso de irse durante la clase por pereza. O quizá no, porque dar explicaciones hubiera sido incluso más cansado que simplemente explicar cosas. La cabeza de ese loco seguía siendo un misterio para mí. Me lavé sin demasiada prisa me vestí al salir, poniéndome un pijama cualquiera. Llegados a ese punto ya importaba bastante poco cómo vistiera delante de ese tipo, así que mejor ir cómodo.-¿Qué miras?-pregunté al entrar en el salón, secándome el cabello con una toalla perezosamente. Pronto tendría que cortármelo. Si fuera por mí lo llevaría mucho más corto... pero, bueno, ya nos sabemos el cuento. Mejor si seguía pareciendo adorable y encantador.
Me acerqué al sillón y me senté encima de las piernas de Lucius, de lado y con un suspiro, aprovechando para distraerme yo también con la televisión. No parecían echar nada bueno a juzgar por los gritos sin sentido que se oían, pero supuse que aquello era mejor que nada. Más o menos. A mí seguía gustándome más el silencio que las palabras de unos sucios parásitos.-Hola, por cierto.-saludé apoyando el codo en el respaldo. Lo nuestro, estaba claro, no eran los saludos efusivos y cursis que se solían ver en las películas. Dios nos salve de llegar a eso algún día.
Kaim von Stauffenberg- Sexo :
Raza : Elemental de tierra
Mensajes : 115
Galmos : 50035
Reputación : 1
Localización : Preferiblemente, mi casa
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Las clases habían terminado hace un par de horas, y ese día no tenía entrenamiento con papá, por lo que decidí dar un paseo por el campus antes de ir a mi habitación. Las temperaturas habían aumentado en comparación con el frío de invierno, aunque todavía era necesario un abrigo, me sentía más ligera sin tantas capas de ropa, aunque el aire frío que se levantaba por momentos me provocaba bastantes escalofríos. De repente, una ráfaga de viento más fuerte que las anteriores levantó la bolsa donde tenía guardado todos los libros y apuntes de clase, y unas cuantas hojas sueltas volaron varios metros por encima de mi cabeza. Corriendo con todas mis fuerzas intenté cogerlas, pero el viento cada vez alto. Aprovechando un momento en el que parecía que el aire se había calmado corrí rápidamente y cogí las hojas que por poco cayeron en un charco. Aliviada, solté un respiro y miré los papeles que había salvado: eran los deberes que supuestamente tenía que haber entregado a papá hoy.
Miré el reloj, ya había pasado un rato desde que terminaron las clases, por lo que lo más seguro era que estuviese en su residencia. Aunque llevara poco tiempo en la universidad, ya había visitado un par de veces la residencia de mi padre. Siempre me presentaba allí sin avisar, por lo que ya estaba acostumbrada a ver su ceño fruncido cada vez que abría la puerta.
No tardé mucho en llegar desde donde estaba, y cuando llegué a la zona de las residencias comencé a mirar las puertas, buscando el número de la casa de papá. Cuando lo encontré llamé al timbre dos veces, como siempre solía hacer, y mientras esperaba intentaba alisar los papeles que habían huído de mis manos momentos atrás. Tras escuchar el sonido de la puerta tardé unos segundos en levantar la mirada, los mismo que se tardé en medio decir: -Papá, te traigo los debe- pero la persona que había abierto la puerta no era mi padre, en realidad no lo conocía: un hombre muy alto de pelo dorado e intensos ojos carmesí. Reaccioné casi por instinto dando una pequeña reverencia sin dejar de mirar sus ojos ni un segundo. Al darme cuenta de que estaba siendo grosera los aparte, pero volví a mirarlo para preguntarle por mi padre: -Disculpe… ¿No es esta la residencia del professor Stauffenberg?
Miré el reloj, ya había pasado un rato desde que terminaron las clases, por lo que lo más seguro era que estuviese en su residencia. Aunque llevara poco tiempo en la universidad, ya había visitado un par de veces la residencia de mi padre. Siempre me presentaba allí sin avisar, por lo que ya estaba acostumbrada a ver su ceño fruncido cada vez que abría la puerta.
No tardé mucho en llegar desde donde estaba, y cuando llegué a la zona de las residencias comencé a mirar las puertas, buscando el número de la casa de papá. Cuando lo encontré llamé al timbre dos veces, como siempre solía hacer, y mientras esperaba intentaba alisar los papeles que habían huído de mis manos momentos atrás. Tras escuchar el sonido de la puerta tardé unos segundos en levantar la mirada, los mismo que se tardé en medio decir: -Papá, te traigo los debe- pero la persona que había abierto la puerta no era mi padre, en realidad no lo conocía: un hombre muy alto de pelo dorado e intensos ojos carmesí. Reaccioné casi por instinto dando una pequeña reverencia sin dejar de mirar sus ojos ni un segundo. Al darme cuenta de que estaba siendo grosera los aparte, pero volví a mirarlo para preguntarle por mi padre: -Disculpe… ¿No es esta la residencia del professor Stauffenberg?
Minna von Stauffenberg- Sexo :
Raza : Humano
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Galmos : 49217
Reputación : 2
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Sus oídos escucharon actividad desde el cuarto, o al menos eso parecía ahogado entre el sonido de la tv, no sabría decirlo con exactitud sin transformarse en un zorro lo cual era muy innecesario al saber perfectamente de quien se trataba. Al momento en el que se termino el zumo, dejo el vaso sobre la mesa de centro a un lado de sus pies, escuchando claramente los pasos que salían de la habitación, mirando de reojo la silueta alemana para enseguida escuchar su voz. Al verlo bien, claramente acababa de tomar una ducha y hasta aun llevaba la toalla sobre los hombros y el cabello mojado. La comisura de sus labios se levanto en una sonrisa casi por inercia – Nada interesante debo decir – Respondió a la pregunta, regresando su atención a la televisión por un momento antes de volver la mirada al rubio que se acababa de sentar en su regazo.
Con uno de sus brazos apoyado en el respaldar, observo al mayor a los ojos con mucha calma, volviendo a sonreír en respuesta al casual salido – Bonsoir – Dijo tratando de imitar lo mejor que podía el quisquilloso acento francés. Su brazo libre viajo a la cintura contraria mirando de nuevo las fachas en las que se encontraba – Ah, ya me diste ganas de tomar una ducha – Agrego divertido, aunque realmente no tuviera ganas de levantarse por el momento. Estaba cansado y una ducha caliente era bastante seductora, pero prefería guardarlo para antes de dormir para disfrutar del máximo sus horas de sueño. Miro al rubio una vez mas con una sonrisa traviesa y mordió levemente el brazo de este que apoyaba en el espaldar sin tener realmente una intención clara, suponía que simplemente estaba programado para comportarse de aquella forma tan "encantadora".
El timbre sonó un par de veces, cosa que raramente pasaba mientras estaba en casa, probablemente porque daba clases hasta tarde a algunos grupos de ultimo año – ... Yo voy – Dijo mientras gentilmente empujaba al alemán para indicarle que se sentara a un lado, recalcando que realmente no estaba muy presentable para recibir visitas, en especial si se trataba de un estudiante. Se levanto y casi arrastrando los pies desfilo hasta la puerta.
En cuanto abrió la puerta, lo primero con lo que se toparon sus ojos fue la cabellera rubia de una chica y las palabras que la acompañaron lo dejaron bastante impactado «¿Papá? ¿Se habrá equivocado de lugar?» Fue lo primero que cruzo la mente del zorro mientras observaba a la niña sin decir una palabra, la cual parecía haberse percatado que le hablaba a la persona equivocada. Sin embargo, sus siguientes palabras alejaron toda duda de su mente y su identidad quedo en la obviedad: Era Minna, la hija de Kaim. Su pecho se lleno de inquietud al no saber muy bien que hacer, era la primera vez que la veía de frente y realmente no estaba entre su lista de cosas por hacer involucrarse entre padre e hija – Oh... Si lo es – Respondió ante la pregunta, tratando de no parecer tenso al haber sido tomado con la guardia baja.
Miro a la chica como examinándola superficialmente antes de girar su cabeza al interior, aun apoyado contra la puerta a medio abrir – Kaim... Creo que tu hija te busca – Anunció de la forma mas casual que pudo, aunque las palabras sonaran muy antinaturales hasta para el mismo. Espero alguna indicación o acción del caucásico que había dejado sentado en el sofá reduciendo su rol a un mero intermediario.
Con uno de sus brazos apoyado en el respaldar, observo al mayor a los ojos con mucha calma, volviendo a sonreír en respuesta al casual salido – Bonsoir – Dijo tratando de imitar lo mejor que podía el quisquilloso acento francés. Su brazo libre viajo a la cintura contraria mirando de nuevo las fachas en las que se encontraba – Ah, ya me diste ganas de tomar una ducha – Agrego divertido, aunque realmente no tuviera ganas de levantarse por el momento. Estaba cansado y una ducha caliente era bastante seductora, pero prefería guardarlo para antes de dormir para disfrutar del máximo sus horas de sueño. Miro al rubio una vez mas con una sonrisa traviesa y mordió levemente el brazo de este que apoyaba en el espaldar sin tener realmente una intención clara, suponía que simplemente estaba programado para comportarse de aquella forma tan "encantadora".
El timbre sonó un par de veces, cosa que raramente pasaba mientras estaba en casa, probablemente porque daba clases hasta tarde a algunos grupos de ultimo año – ... Yo voy – Dijo mientras gentilmente empujaba al alemán para indicarle que se sentara a un lado, recalcando que realmente no estaba muy presentable para recibir visitas, en especial si se trataba de un estudiante. Se levanto y casi arrastrando los pies desfilo hasta la puerta.
En cuanto abrió la puerta, lo primero con lo que se toparon sus ojos fue la cabellera rubia de una chica y las palabras que la acompañaron lo dejaron bastante impactado «¿Papá? ¿Se habrá equivocado de lugar?» Fue lo primero que cruzo la mente del zorro mientras observaba a la niña sin decir una palabra, la cual parecía haberse percatado que le hablaba a la persona equivocada. Sin embargo, sus siguientes palabras alejaron toda duda de su mente y su identidad quedo en la obviedad: Era Minna, la hija de Kaim. Su pecho se lleno de inquietud al no saber muy bien que hacer, era la primera vez que la veía de frente y realmente no estaba entre su lista de cosas por hacer involucrarse entre padre e hija – Oh... Si lo es – Respondió ante la pregunta, tratando de no parecer tenso al haber sido tomado con la guardia baja.
Miro a la chica como examinándola superficialmente antes de girar su cabeza al interior, aun apoyado contra la puerta a medio abrir – Kaim... Creo que tu hija te busca – Anunció de la forma mas casual que pudo, aunque las palabras sonaran muy antinaturales hasta para el mismo. Espero alguna indicación o acción del caucásico que había dejado sentado en el sofá reduciendo su rol a un mero intermediario.
Lucius D. Russell- Sexo :
Raza : Demonio/Zorro
Mensajes : 15
Galmos : 50971
Reputación : 4
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Sentir las manos del zorro rodeándome y ver su fanfarrona sonrisa allá donde fuera ya se había vuelto costumbre. De hecho, había llegado al punto que incluso sus extrañas bromas me hacían gracia. Imaginadme a mí sonriendo por chorradas. Difícil, ¿verdad? Pues este hombre lo conseguía. Todo un misterio. La cuestión es que logró que esbozara un gesto alegre con un par de frases, lo que me hizo sentir extrañamente cómodo y tranquilo. Un tiempo atrás me di cuenta de que con él me relajaba con mucha más facilidad, lo que, sinceramente, no iba a decir en voz alta en la vida. Pero saberlo estaba bien, así que intentaba aprovecharlo lo más sutilmente que podía. A veces lo conseguía, otras no tanto. Para bien o para mal Lucius era bastante avispado. Cuando no decidía que quería pasarse la tarde entera tumbado en el sofá, claro. Aunque no lo culpaba; los niños cansaban muchísimo más de lo que cualquiera podría esperarse. Si yo que daba clase a relativas pocas personas ya terminaba agotado, él que daba dos asignaturas...-Podrías haber entrado conmigo.-le seguí la broma divertido, mirándolo de reojo. No sería la primera vez. Ducharse en compañía era mucho más... entretenido. Hice una mueca con el mordisco, pero enseguida puse los ojos en blanco y volví a acurrucarme.
Pero en eso llamaron y desmontaron el chiringuito. Bufé desganado y dejé que Lucius abriera la puerta, sentándome en el sofá sin muchas ganas de mirar la televisión. Era aburrida, y rara vez ponían algo interesante. Y para cuando lo hacían duraba muy poco... De verdad, ¿qué tenían las personas en la cabeza? Todo eran programas extraños para hacer reír sin razón alguna o curiosidades que de reales tenían poco... Aunque lo que más me enfadaban eran los documentales, especialmente los que hablaban de guerras. De cualquier guerra. Lo hacían con tanta frialdad y arrogancia... Como si hubieran estado allí, como si supieran lo que realmente fue vivir ese infierno. Se me revolvía el estómago cada vez que veía uno. Menos mal que cada vez hacían menos.
Sin embargo, y pese a lo cómodo que estaba y la pereza que me daba moverme, me tensé al oír la voz de Minna, dando un salto como un muelle por el susto. Durante los primeros segundos pensé que había oído mal. No puede ser, pensé. Todavía estaba entablando una relación relativamente estable con ella, no podía, así de pronto, conocer a mi pareja (porque sí, Lucius y yo éramos pareja. Pero tampoco iba a decirlo en voz alta). No entraba en mis planes. Ni en los míos ni en los de nadie, esperaba. Respiré hondo y me levanté cuando me llamó Lucy, esperando que su visita no fuera muy larga. Al llegar a la entrada, ya había recuperado mi posado serio de siempre. Alabada sea mi habilidad para fingir.-¿Qué haces aquí Minna?-pregunté sin querer sonar especialmente duro, pese a que todos estábamos... sorprendidos, por decirlo de alguna manera. Les eché un vistazo rápido a ambos, y aunque supuse que las presentaciones sobraban, la educación me obligó a hacerlo-. Ah, sí... Lucius, Minna. Minna, Lucius.-y sobraba decir nada más, porque ambos sabían quiénes eran.
Pero en eso llamaron y desmontaron el chiringuito. Bufé desganado y dejé que Lucius abriera la puerta, sentándome en el sofá sin muchas ganas de mirar la televisión. Era aburrida, y rara vez ponían algo interesante. Y para cuando lo hacían duraba muy poco... De verdad, ¿qué tenían las personas en la cabeza? Todo eran programas extraños para hacer reír sin razón alguna o curiosidades que de reales tenían poco... Aunque lo que más me enfadaban eran los documentales, especialmente los que hablaban de guerras. De cualquier guerra. Lo hacían con tanta frialdad y arrogancia... Como si hubieran estado allí, como si supieran lo que realmente fue vivir ese infierno. Se me revolvía el estómago cada vez que veía uno. Menos mal que cada vez hacían menos.
Sin embargo, y pese a lo cómodo que estaba y la pereza que me daba moverme, me tensé al oír la voz de Minna, dando un salto como un muelle por el susto. Durante los primeros segundos pensé que había oído mal. No puede ser, pensé. Todavía estaba entablando una relación relativamente estable con ella, no podía, así de pronto, conocer a mi pareja (porque sí, Lucius y yo éramos pareja. Pero tampoco iba a decirlo en voz alta). No entraba en mis planes. Ni en los míos ni en los de nadie, esperaba. Respiré hondo y me levanté cuando me llamó Lucy, esperando que su visita no fuera muy larga. Al llegar a la entrada, ya había recuperado mi posado serio de siempre. Alabada sea mi habilidad para fingir.-¿Qué haces aquí Minna?-pregunté sin querer sonar especialmente duro, pese a que todos estábamos... sorprendidos, por decirlo de alguna manera. Les eché un vistazo rápido a ambos, y aunque supuse que las presentaciones sobraban, la educación me obligó a hacerlo-. Ah, sí... Lucius, Minna. Minna, Lucius.-y sobraba decir nada más, porque ambos sabían quiénes eran.
Kaim von Stauffenberg- Sexo :
Raza : Elemental de tierra
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Galmos : 50035
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Localización : Preferiblemente, mi casa
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
No pude evitar mirar a aquel hombre más de la cuenta, todo en él me parecía extraño, y no me refería a su físico, sino más bien a su presencia, tan fuerte que hizo que retrocediera un paso casi sin notarlos. Por otro lado, él también parecía estar sorprendido de verme allí, aunque tras preguntarle por papá parecía que el asombro que desprendían aquellos ojos tan característicos había pasado a ser una afirmación. De algún modo sentí que había llegado en mal momento, ya que al ver a papá lo noté distinto, más… ¿tenso? Tal vez. Tras mirarnos un par de segundos miró al hombre apoyado en el marco de la puerta y luego posó su mirada en mí al tiempo que decía nuestros nombres en forma de presentación, yo por mi parte volví a mirar los ojos carmesí del desconocido y me incliné en forma de saludo a la vez que murmuraba un “encantada”.
Tras la presentación volví a mirar a papá, fijándome esta vez en la toalla que llevaba sobre los hombros y el largo flequillo que le escondía media cara; estaba vestido con ropa cómoda, una camiseta larga y uno pantalones, ni siquiera llevaba zapatillas. El hombre que tenía al lado no se diferenciaba demasiado de papá, no estaba mojado, pero también parecía llevar lo que tía Odelia le gustaba llamar “ropa de casa”, en resumen: algo que no te pondrías para salir a la calle ni de broma. Miré a los dos hombres repetidas veces, preguntándome por qué el de ojos carmesí estaba en casa de papá, luego recordé una conversación que tuve con él poco después de mi llegada a mi universidad, y es que en este tiempo había conseguido una pareja. Miré al hombre apoyado en la puerta, Lucius… creo se llamaba, y no pude esconder una pequeña sonrisa, desde que lo había escuchado de papá me había imaginado muchas veces como sería su pareja, y ahora lo tenía delante de mí.
-¡Ah, si! Papá, venía a traerte esto- dije mientras le tendía los papeles arrugados- En realidad en un principio estaba mucho mejor pero… han pasado por muchas cosas comenté a modo de disculpas, aún sabiendo que no iba a conseguir nada. Se suponía que tras darle los deberes a papá debía irme, pero parecía que los pies se habían anclado al suelo y por mucho que pensaba que tenía que irme, una gran parte de mi cabeza estaba intrigada por aquella persona desconocida. ¿Y si me iba ahora y no lo volvía a ver? ¿Y si en realidad no molestaba tanto? Eso último era poco probable, pero aún así quería quedarme con ellos un poco más, por lo que cogí aire, me iré hacia Lucius y solté lo primero que se me vino a la cabeza para ganar un poco de tiempo -¿Puedo hacerle una pregunta?-continué sin dejar que me contestara por miedo a una respuesta negativa-[b]¿qué es lo que te gusta de papá?
Tras la presentación volví a mirar a papá, fijándome esta vez en la toalla que llevaba sobre los hombros y el largo flequillo que le escondía media cara; estaba vestido con ropa cómoda, una camiseta larga y uno pantalones, ni siquiera llevaba zapatillas. El hombre que tenía al lado no se diferenciaba demasiado de papá, no estaba mojado, pero también parecía llevar lo que tía Odelia le gustaba llamar “ropa de casa”, en resumen: algo que no te pondrías para salir a la calle ni de broma. Miré a los dos hombres repetidas veces, preguntándome por qué el de ojos carmesí estaba en casa de papá, luego recordé una conversación que tuve con él poco después de mi llegada a mi universidad, y es que en este tiempo había conseguido una pareja. Miré al hombre apoyado en la puerta, Lucius… creo se llamaba, y no pude esconder una pequeña sonrisa, desde que lo había escuchado de papá me había imaginado muchas veces como sería su pareja, y ahora lo tenía delante de mí.
-¡Ah, si! Papá, venía a traerte esto- dije mientras le tendía los papeles arrugados- En realidad en un principio estaba mucho mejor pero… han pasado por muchas cosas comenté a modo de disculpas, aún sabiendo que no iba a conseguir nada. Se suponía que tras darle los deberes a papá debía irme, pero parecía que los pies se habían anclado al suelo y por mucho que pensaba que tenía que irme, una gran parte de mi cabeza estaba intrigada por aquella persona desconocida. ¿Y si me iba ahora y no lo volvía a ver? ¿Y si en realidad no molestaba tanto? Eso último era poco probable, pero aún así quería quedarme con ellos un poco más, por lo que cogí aire, me iré hacia Lucius y solté lo primero que se me vino a la cabeza para ganar un poco de tiempo -¿Puedo hacerle una pregunta?-continué sin dejar que me contestara por miedo a una respuesta negativa-[b]¿qué es lo que te gusta de papá?
Minna von Stauffenberg- Sexo :
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Reputación : 2
Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Vio a Kaim acercarse y no pudo evitar notar que sus movimientos parecían mas rígidos de lo normal, comprendiendo con bastante facilidad como se sentía ante aquella inesperada reunión. El mismo estaba algo sorprendido, aunque ya que había pasado solo quedaba improvisar para que las cosas acabaran de la mejor manera. Se hizo a un lado para que el alemán pudiera hablar con su hija. En ese momento pensó que a lo mejor debía volver adentro y evitar contacto lo mas posible, pero algo en su interior le hizo quedarse justo donde estaba, viendo a ambos sin decir ninguna palabra.
Podía notar que la relación entre ambos no era especialmente mala por la forma en la que hablaban y eso le aliviaba por alguna razón aunque su rostro permaneciera tan inexpresivo como siempre, aunque una pizca de curiosidad se reflejaba en sus ojos. Miro a Kaim y luego a Minna cuando este los presento. Nunca había esperado conocerla en un futuro tan próximo y mucho menos de aquella manera, había sido demasiado… Impactante, por ponerle algún nombre. Se limito a levantar la comisura de sus labios en una leve sonrisa, dejando se su expresión hablara por si misma. Era de las personas que creía que las acciones tenia mas peso que las palabras, cosa extraña para un profesor de filosofía, aunque creía que esta servia mas para desarrollarse a si mismo interiormente.
Observo a la niña entregarle un puño de papeles arrugados al alemán y no pudo hacer mas que preguntarse que tipo de asignación le había dejado. Eso fue hasta que de la boca de la joven salieron unas palabras bastante inesperadas. La pregunta le había llegado como una especie de bala perdida, dejándolo bastante mal herido y pensando que era lo que había pasado ¿Que era lo que le gustaba de Kaim? Era normal que su hija quisiera saber tal cosa, pero la forma en la que lo había hecho no era la mas adecuada. Puso una mano enfrente de Kaim antes de que este se enfadara de mas por algo que realmente era una tontería y terminara echando de su casa a su propia hija, y sonrió un tanto incomodo, pero dejando en evidencia que no estaba especialmente molesto.
¿Podemos dejar esa platica para otro día? Creo que es muy pronto para hablar de cosas así – Dijo con tranquilidad miras miraba a la muchacha, mirando de vez en cuando a Kaim para comprobar cuando era seguro retirar su brazo – Aunque no me molestaría hablar de otras cosas mas triviales... Eso si tu padre da visto bueno, por supuesto – Agrego esperando alguna respuesta de alguno de los dos. Era un encuentro que no había sido planeado del todo, pero recalcaba que no estaba de mas improvisar para hacer las cosas lo menos incomodas posible.
Podía notar que la relación entre ambos no era especialmente mala por la forma en la que hablaban y eso le aliviaba por alguna razón aunque su rostro permaneciera tan inexpresivo como siempre, aunque una pizca de curiosidad se reflejaba en sus ojos. Miro a Kaim y luego a Minna cuando este los presento. Nunca había esperado conocerla en un futuro tan próximo y mucho menos de aquella manera, había sido demasiado… Impactante, por ponerle algún nombre. Se limito a levantar la comisura de sus labios en una leve sonrisa, dejando se su expresión hablara por si misma. Era de las personas que creía que las acciones tenia mas peso que las palabras, cosa extraña para un profesor de filosofía, aunque creía que esta servia mas para desarrollarse a si mismo interiormente.
Observo a la niña entregarle un puño de papeles arrugados al alemán y no pudo hacer mas que preguntarse que tipo de asignación le había dejado. Eso fue hasta que de la boca de la joven salieron unas palabras bastante inesperadas. La pregunta le había llegado como una especie de bala perdida, dejándolo bastante mal herido y pensando que era lo que había pasado ¿Que era lo que le gustaba de Kaim? Era normal que su hija quisiera saber tal cosa, pero la forma en la que lo había hecho no era la mas adecuada. Puso una mano enfrente de Kaim antes de que este se enfadara de mas por algo que realmente era una tontería y terminara echando de su casa a su propia hija, y sonrió un tanto incomodo, pero dejando en evidencia que no estaba especialmente molesto.
¿Podemos dejar esa platica para otro día? Creo que es muy pronto para hablar de cosas así – Dijo con tranquilidad miras miraba a la muchacha, mirando de vez en cuando a Kaim para comprobar cuando era seguro retirar su brazo – Aunque no me molestaría hablar de otras cosas mas triviales... Eso si tu padre da visto bueno, por supuesto – Agrego esperando alguna respuesta de alguno de los dos. Era un encuentro que no había sido planeado del todo, pero recalcaba que no estaba de mas improvisar para hacer las cosas lo menos incomodas posible.
Lucius D. Russell- Sexo :
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Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Iba a matar a Minna. No por aparecer en el momento menos oportuno, o por traerme los deberes arrugados y de cualquier manera (lo que, de todos modos, también me molestaba), sino por hacer esa dichosa pregunta. ¿No habían cosas más normales que preguntar? No sé, como "¿Cuánto tiempo lleváis juntos?" (cosa que no sabría responder con certeza), "¿Os importa que entre? Así podríamos hablar un poco", "¿A ti también te gusta el chocolate?", "¿También eres profesor?". También eran completamente innecesariasme y hubieran molestado, pero, definitivamente, no tanto como la que había hecho. ¿A quién se le ocurría preguntar eso de buenas a primeras? ¿No se suponía que tendría que tener más tacto y educación? Seguro que su tía le había enseñado lo que le había dado la gana, olvidándose de cosas tan básicas como "no te metas en la vida de personas que acabas de conocer". Y no sabía de quién había heredado eso, porque ni su madre ni yo lo hacíamos. Yo por falta de curiosidad y paciencia, ella por educación y respeto. En cuanto tenía algo de confianza bombardeaba a preguntas, toda coqueta ella, pero eso era otro tema. Me enfadaba igual, pero como mínimo podía entenderlo.
Fruncí el ceño y agradecí que Lucius me parara, de alguna manera, porque tenía unas ganas terribles de cerrarle la puerta en las narices y dejarla allí colgada. Dios, dame paciencia, porque si me das fuerza le retuerzo el cuello, pensé mirándola con cara de pocos amigos. Lo que pasara entre Lucy y yo era cosa nuestra. Además, ¿qué clase de pregunta era esa? Yo era perfecto en todos los sentidos, obviamente le gustaba todo de mí. Dudarlo sería estúpido. Me crucé de brazos y solté el aire lentamente, intentando tranquilizarme. Puse los ojos en blanco y miré a Lucius, exasperado por su costumbre de juguetear con todo lo que tenía cerca. Era demasiado difícil hacerme feliz y dejar que ellos dos no intimaran, ¿verdad? Luego seguro que Minna se pasaría el día preguntándome sobre él, o manipulando la situación para verlo de nuevo. La gente extraña siempre me tocaba a mí.
-Trivial no significa tonterías, que conste.-me limité a decir, dirigiéndome a mi cuarto para ponerme algo más decente que un pijama. En mi idioma significaba "sí, puede pasar", pero si no me entendían, mejor para mí. Menos problemas y líos tendría que tragarme. Me vestí con ropa de calle, haciendo una mueca al ver que todo era condenadamente "adorable" y "bonito" y volví con ellos, incluso para ser un simple par de tejanos y una camisa. ¿Dónde había quedado mis trajes de alta calidad, esos que lucía con orgullo a todos lados? Los echaba de menos. Solté el aire con suavidad de nuevo y los miré sin saber muy bien de qué narices querrían hablar.
Fruncí el ceño y agradecí que Lucius me parara, de alguna manera, porque tenía unas ganas terribles de cerrarle la puerta en las narices y dejarla allí colgada. Dios, dame paciencia, porque si me das fuerza le retuerzo el cuello, pensé mirándola con cara de pocos amigos. Lo que pasara entre Lucy y yo era cosa nuestra. Además, ¿qué clase de pregunta era esa? Yo era perfecto en todos los sentidos, obviamente le gustaba todo de mí. Dudarlo sería estúpido. Me crucé de brazos y solté el aire lentamente, intentando tranquilizarme. Puse los ojos en blanco y miré a Lucius, exasperado por su costumbre de juguetear con todo lo que tenía cerca. Era demasiado difícil hacerme feliz y dejar que ellos dos no intimaran, ¿verdad? Luego seguro que Minna se pasaría el día preguntándome sobre él, o manipulando la situación para verlo de nuevo. La gente extraña siempre me tocaba a mí.
-Trivial no significa tonterías, que conste.-me limité a decir, dirigiéndome a mi cuarto para ponerme algo más decente que un pijama. En mi idioma significaba "sí, puede pasar", pero si no me entendían, mejor para mí. Menos problemas y líos tendría que tragarme. Me vestí con ropa de calle, haciendo una mueca al ver que todo era condenadamente "adorable" y "bonito" y volví con ellos, incluso para ser un simple par de tejanos y una camisa. ¿Dónde había quedado mis trajes de alta calidad, esos que lucía con orgullo a todos lados? Los echaba de menos. Solté el aire con suavidad de nuevo y los miré sin saber muy bien de qué narices querrían hablar.
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Re: Kaleidoscope [Priv. Minna/Kaim]
Me había arrepentido nada más soltar aquella pregunta, ¿por qué había hecho algo tan innecesario? Bueno, vale, lo hice porque estaba nerviosa y lo dije sin pensar, pero aquello no me sirvió de nada, excepto para recibir una gélida mirada por parte de papá que me habría matado si tuviera la posibilidad. Por desgracia, no sólo me aterraba la idea de que papá estuviera enfadado, sino que también quedé mal en frente de su pareja, hecho que hará que papá me odie más todavía. Esta situación me recordó un poco a aquellas tardes que me pasaba en la sala de estar de tía Odelia donde se pasaba el rato echándome sermones por mi falta de educación como una buena señorita; en ese momento, reaccioné de la misma manera que por aquel entonces, mirando hacia el suelo en señal de disculpa y tapando el rostro con el pelo para evitar que vieran mi expresión avergonzada, preparada para una buena regañina. Pero nada de eso sucedió, por el contrario, aquel hombre de ojos carmesí respondió con un tono mucho más suave de lo que me esperaba y hasta pareció invitarme a hablar con él adentro. Tras escuchar su pregunta elevé la cabeza tan rápido en un gesto de sorpresa que consiguió marearme un momento. Mantuve la mirada en los ojos de aquel hombre, con la mente en blanco, sin entender cómo había reaccionado de una forma tan natural y agradable, al momento, me di cuenta de que tenía un brazo delante de papá, lo que hizo que me tensara por completo. Su mirada lo decía todo, lo había fastidiado por completo.
Justo cuando volvió a entrar en casa sentí como todo el peso de la gravedad hacía fuerza en mí. Tenía miedo de entrar, pero ahora que tenía la oportunidad de saber algo más sobre aquel hombre no podía irme sin más, sobretodo si pensaba en lo mal que acababa de dejar tanto a papá como a mí misma.
Esperé a que Lucius comenzara a andar y lo seguí con paso dubitativo hasta la cocina. En aquel breve camino me di cuenta de lo nerviosa que estaba, ya que la parte delantera de la falda que llevaba puesta estaba toda arrugada a causa dela fuerza con que la apretaba con las manos temblorosas y sudorosas. En cuenta me senté en una de las sillas e hice contacto visual, mi mente se quedó en blanco,vacía de todas las preguntas que desde que sabía de su existencia llenaban mi mente a todas horas del día. En un acto reflejo vaje la cabeza en señal de arrepentimiento y disculpa, ya había dado una mala impresión, tenía que remediar el error lo antes posible. -Siento mucho mi pregunta de hace unos momentos… no debí de haberlo hecho - aún cuando las palabras que pronunciaba eran una simple disculpa, estas salían torpes y tartamudas, lo que e causaba, todavía mas, una profunda vergüenza. No formulé pregunta alguna, no me parecía correcto,aún así no pude evitar lanzar alguna que otra mirada furtiva al sujeto que tenía enfrente.
Justo cuando volvió a entrar en casa sentí como todo el peso de la gravedad hacía fuerza en mí. Tenía miedo de entrar, pero ahora que tenía la oportunidad de saber algo más sobre aquel hombre no podía irme sin más, sobretodo si pensaba en lo mal que acababa de dejar tanto a papá como a mí misma.
Esperé a que Lucius comenzara a andar y lo seguí con paso dubitativo hasta la cocina. En aquel breve camino me di cuenta de lo nerviosa que estaba, ya que la parte delantera de la falda que llevaba puesta estaba toda arrugada a causa dela fuerza con que la apretaba con las manos temblorosas y sudorosas. En cuenta me senté en una de las sillas e hice contacto visual, mi mente se quedó en blanco,vacía de todas las preguntas que desde que sabía de su existencia llenaban mi mente a todas horas del día. En un acto reflejo vaje la cabeza en señal de arrepentimiento y disculpa, ya había dado una mala impresión, tenía que remediar el error lo antes posible. -Siento mucho mi pregunta de hace unos momentos… no debí de haberlo hecho - aún cuando las palabras que pronunciaba eran una simple disculpa, estas salían torpes y tartamudas, lo que e causaba, todavía mas, una profunda vergüenza. No formulé pregunta alguna, no me parecía correcto,aún así no pude evitar lanzar alguna que otra mirada furtiva al sujeto que tenía enfrente.
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