Fumando bajo la lluvia [Privado]

Había tenido una semana muy movidita, por una parte había recibido en la ciudad una visita inesperada y eso solo podía significar uno de mis tantos hermanos. Todos éramos más o menos iguales, nuestro carácter solo se definía en ciertos puntos vitales y el mío se desviaba de todo lo que tenía que ser "amor" fraternal o no para mí era simplemente lo mismo y nada despertaba el interés. Al principio habían creído que era un verdadero problema, habían intentado convencerme entre películas subidas de tono y súcubos, después con muchachas y muchachos más tímidos, pero nada, es que si quiera algo así podía entrar en mi cabeza. ¿Que tenía acaso de divertido? Pero poco a poco ese tema que me diferenciaba entre todos ellos fue desapareciendo y lo que apareció fue ese carácter afable y animado, el amigo de todos. El asunto se olvidó y mientras ellos se convertían en mis mejores "amigos" para ellos ya era otro más. Por eso, especialmente por eso, venían a visitarme con relativa frecuencia y cuando lo hacían yo prácticamente no pisaba ni una sola clase, bailar era divertido, pero ellos lo eran incluso más.

Pero a pesar de que siempre era una fiesta la cosa había cambiado esta vez. No dejaba de pensar en aquel policía que se había cruzado tiempo atrás, en esa cara de yeso que había esbozado una sonrisa tan tierna y que solo recordarla me hacía sonreír. No había más satisfactorio. Pero aun así y aun que mis deseos así lo querían no me encontré con el mayor ni siquiera con las pocas trastadas por las que normalmente llamaban al que estaba de guardia, aunque no podía mentir, la mayor parte de las veces les llamaban por cosas que si quiera tenían planeadas. Por ejemplo, ¿en qué mundo es un delito quitarse la camiseta si tienes calor? ¿Dormir si tienes sueño? ¿o patinar para llegar más rápido a los sitios? Esta universidad estaba plagada de normas incomprensibles.

Pero no me reprimiría, no hoy y menos con la lluvia. Según mi raza tendría que asquearme el agua, tendría que huirla como si de un gato se tratase, y de echo así era pero todavía sentía el calor sofocante del interior, necesitaba el frescor por mucho que me desagradase aquello. Pero como siempre no me valía solo con caminar por allí. Me mordí el labio inferior mientras mis ojos brillaban de emoción, sentía el corazón acelerarse mientras la lluvia ya me había calado los pantalones y lo hubiese hecho con la camiseta si aún se hubiese mantenido en su sitio, pero tenía el mismo calor que dentro, seguramente provocado por la adrenalina. ¿Cuál? La que se generaba solo con pensar lo que estaba pensando en hacer, una locura.

Llevaba lloviendo toda la mañana y el suelo ya parecía un pequeño lago para nada profundo, yo estaba ahí subido, en aquel pequeño monolito con la tabla de skimboard, si se podía hacer en la orilla de la playa se podía hacer en los charcos, a mí no podían engañarme. Sonreí de oreja a oreja pues aun que seguía en el recinto y poco me importaba si me cruzaba a algún guardia estaba lloviendo a cantaros y dudaba que saliesen a la intemperie. Ese fue el momento. Lancé la tabla que flotó rápidamente sobre la superficie acuosa del asfalto y al poco tiempo yo la alcancé en carrera hasta saltar encima de esta. Era parecido al surf, levantaba gran superficie de agua y aunque no lo parecía iba tan rápido como un skate. -¡WOOOOOOOOOH!- grité levantando los brazos mientras hacía alguna que otra pirueta, vueltas, levantando todo el agua que podía derrapando en las superficies demasiado ondas. Me daba igual estar justo en la puerta de aquella universidad, que alguien pudiese solo quería decir que quizás le pudiese convencer para unirse. Lo que sí que no me esperé fue que en el último derrape girar la cabeza y ver al mayor que había estado buscando en la puerta. Terminé mi tontería de un salto, salpicando a mi alrededor, pero poco importaba entre la lluvia torrencial y todo lo que yo había salpicado con la tabla. Olvidé la tabla en ese sitio solo para salir corriendo a encontrarme con él, con esa sonrisa de oreja a oreja, con el estómago hecho un nudo y una expresión de auténtico júbilo- ¡Eze! –saludé con fuerza sin controlar realmente la velocidad, porque simplemente iba a lanzarme contra el en un placaje.

Me sorprendí de que no se apartase de golpe puesto que nuestro último encuentro había sido mas distante de lo que hubiese querido, pero en cierta forma, que se quedase esperando mientras le abrazaba por el recuentro me reconfortaba, que decir, animaba todavía mas mi alma, de una forma que era incapaz de comprender. Era demasiado misterioso y reconfortante, tanto, que no me importaba que aquello pasase sin yo comprobar antes que era exactamente, por que al fin y al cabo yo era de los que se tiraban a la piscina de cabeza y cerrando los ojos. En ese momento me había sentido como si realmente el destino se estuviese riendo de mi, observando como todo lo que hacía era en vano y cuando ya me cansaba, aquello que había estado buscando con tanto ahínco aparecía de la nada cuando menos lo buscaba, pero en este caso no iba a quejarme. Demasiado tiempo buscandole como para ahora ir regañando al destino por un encuentro tan retardado, pues en ningun momento pensé que podría estarme evitando, habíamos sido sinceros desde el principio y por eso yo ahora le tenia como una de las personas mas importantes de mi día a día. -Hola!-respondí animado alzando la voz mas de lo normal por la adrenalina del momento, sacudiendo un poco mi cabeza para quitar el agua extra que se pegaba a mi cuerpo.

Reí con fuerza -¿Pulmonía? ¿frío? Como se nota que tu no has estado al norte de Rusia!-añadí dándole un par de codazos suaves a su costado derecho. -De todas formas no te preocupes, me secaré rápido, soy como una estufa- Levanté el dedo pulgar para remarcar mis positivas palabras. En cuanto le vi alzar la mano y llevarla a mi cabeza sonreí tontamente, cerrando los ojos para disfrutar del contacto, que aun que normalmente era frío gracias a su temperatura corporal, ahora se me antojaba cálida. Suspiré con tranquilidad dejando que se escapase una risa entre nerviosa y exhaltada. Era raro que hiciese contacto de buenas a primeras, pero no por eso me agradaba menos, de echo me gustaba. -¿donde estabas? Llevo toda la semana buscandote! -obvié el echo de que varias veces me habían apresado esa semana, por lo menos un par habían caido, tres o mas bien cuatro.

Me quedé quieto cuando noté la calidez de su chaqueta reconfortarme los hombros, era otra cosa que no me esperaba y que alteró mi corazón en letargo haciéndole bombear con fuerza. Me la recoloqué, aun que me quedaba algo grande, seguía manteniéndose sin que tuviese que agarrarla demasiado, pasé la solapa de la chaqueta por mi mejilla al notar una gota aventurera pasearse por mi mejilla y de pasada simplemente inspiré con fuerza. Abrí los ojos con fuerza y volví a inspirar la chaqueta, aquel aroma que no sabía describir me gustaba, era en cierta forma dulce aun que no se parecía al olor de ninguna colonia -Waaah huele genial-susurré como si no fuese gran cosa, olfateándola suavemente una vez mas. Me gustaba, era distinto y casi viciante. Levanté la cabeza al poco tiempo sin embargo, al escuchar su aterciopelada voz una vez mas haciéndome soltar una carcajada -¿Para que estar en casa si puedes divertirte fuera? -Hacía un día de perros ¿y que?. - Además, todavía hay muchas cosas que puedo hacer! ¿quieres unirte?- sacó la lengua juguetón a expensas de su respuesta. Realmente quería pasar mas tiempo con él.