Animal (Priv. Jack)

Metí las manos en mis bolsillos en apariencia distraído, mantenía la cabeza alta y los ojos cerrados, respiraba con profundidad y con cierta tranquilidad mientras seguía en esa erguida postura, en ese estado estático en medio de un jardín que casi podría confundirse con un bosque. Era aquello, aquel pensamiento flotante sobre el bosque lo que hacía a mi bestia interior agitarse. Recordaba con vividez el viento irlandés recorrer mi cuerpo, su aire limpio libre de imperfecciones, el suelo mojado tocando mis patas y mi respiración agitada después de las largas noches y mañanas pateando ese inmenso mar de tierra. Recordaba mis patas peludas enterrar las huellas en el suelo en el momento en el que incluso hubiese jurado notar la fuerza vital de la propia tierra que pisaba y alimentaba mi alma animal. Me acuclillé sobre la tierra mirando con mis orbes rojizos el lecho de tierra húmeda que se hallaba ante mi, mi mano, aventurera salió de la bata y rozó con las yemas aquel lugar, la primera hoja, el primer tacto. Como lo echaba de menos.

La idea brilló de repente en la inmensidad de mi ser y el gusanillo del nerviosismo invadió todo lo que quedaba, giré la cabeza esperando no encontrar a nadie y así fue. Suspiré esbozando una suave sonrisa ladina, quizás con algun deje de autosuficiencia, pues estaba lejos de cualquier punto de encuentro juvenil. No era que no confiase en mis habilidades, en mi transformación o en mi propio ser, sino que mas bien buscaba no ser visto. Su raza, en concreto, podía ser una de las mas peligrosas, de las mas volubles, de las mas destructivas y la gente o tenía miedo o el suficiente respeto como para no acercarse demasiado a alguien que podía perder la cabeza en cualquier momento. Por eso, eme ahí, lejos de cualquier rastro de civilización dentro del gran recinto.

Me despojé de mis ropas con relativa tranquilidad, como si el frío no calase en aquella farsa de piel humana que tan poco abrigaba. Con los pies desnudos toqué el suelo y suspiré, hundiendo los dedos en el desorden de hojas. Ahí confié mi cuerpo a la naturaleza. Mis músculos se ensancharon y alargaron al gusto, mi cuerpo erguido se transformó, dolorosamente. Para cuando volví a abrir mis rojizos ojos ya estaban en mi nuevo punto de vista. Respiré profundamente y aullé con fuerza mientras hundía las patas en aquel mismo lugar. Levanté el hocico, era el momento.

No me lo pensé dos veces y en cuanto sentí el menor atisbo de fuerza me lancé a velocidad del rayo hacia cualquier parte del bosque. Sentía mis patas soportar el peso e impulsarlas con fuerza, convirtiéndolo en velocidad, mis sentidos me guiaban a través de la espesura. Pero a pesar de aquello, a pesar de todo, tan metido estaba en mi interior y en mi función como, ahora, libre animal que no pude prever lo que ocurrió a continuación.

Paré casi en seco, eso fue lo que pasó, porque a pesar de todo no quería terminar siendo papilla de lobo al chocarme con otro de mi misma especie. Mi respiración ligeramente acelerada me delataba, había estado corriendo y patrullando el bosque sin querer y por ello y por no saber quien era el que se alzaba frente a mi olisqueé el ambiente. No olía mas que un solo lobo, solo él, rodeándome como si acabase de encontrar una presa. Bufé con fuerza para romper el silencio e indagué, mis ojos se cruzaron con los contrarios unos segundos y fue todo lo que necesité para realizar un contacto.

*"Llamada" 5 Post*

El apenas notaría la diferencia y seguramente hasta que el ruido de mi voz hizo eco por su cabeza no se hubiese dado cuenta de aquello, pero tenía una explicación sencilla: No le leía la mente. Solo mandaba mis pensamientos a su cabeza, como si estuviésemos hablando sin ningún problema, la única desventaja es que el no podía hacerlo conmigo a no ser que poseyese el mismo poder ¿Lo haría? Despejé de mi mente esas divagaciones mientras me sentaba con las posaderas en el suelo y movía la cola de un lado al otro. -"¿Vas a seguir mirándome mucho mas como un gato arisco?"- Me sacudí levemente y alzaba las orejas hacia su dirección, al menos tendría la oportunidad de escuchar si no era voz era algun rugido o bufido por parte de mi compañero. -" ¿Tienes a tu manada por aquí? Si es por vuestro territorio por lo que me miras así has de saber que todavía no has marcado nada"- enfaticé sin si quiera intentar esconderme ante los ojos ajenos.

Se notaba a la legua lo que era, era instinto y no se podía esconder, aun que mi presencia animal se sentía intimidada con su aura "macho alfa" por desgracia todavía no estaba bajo su yugo. No es que quisiese una manada, no es que no quisiese tener ese tipo de relación que tanto necesitaban nuestros instintos, pero no dejaría que ningún alfa sobrado fuese el dueño de mi mente y cuerpo. Aún así la alegría y el júbilo de encontrarlo en el mismo sitio y en apariencia tan solo solo hacía aumentar mis esperanzas aún mas. Esperé sin embargo, conteniendo mi júbilo a algun sonido en respuesta a que dejase de actuar como un tiburón a punto de atacar a una foca indefensa, pero no negaría lo evidente, a cualquier síntoma de empatía saltaría, era inevitable.