Tiempo de divertirse [Priv. Padme]

Estaba paseando por el campus tranquilamente, tarareando, mientras algunos pajaritos se paraban en su hombro y piaban con ella, una imagen que, a ojos de otros, podría parecer sacada de una película cursi y antigua. Sin embargo a la joven peliverde eso le importaba bien poco, es más, siquiera se percataba de ello. Ignorando a todo aquel que la rodeara, no hacia más caminar y observar como las flores, a pesar del clima, estaban animadas y contentas, cosa que sólo la animaba más.

Ese día no tenia planes. Estaba, poniéndolo simple, desocupada. La tarea que habían puesto para la semana siguiente la había terminado hacia ya días y desde su "desavenencia" con Darsey, casi no se habían visto. Eso no era algo por lo que estar feliz, muy contrariamente, era algo que a pesar de que ni ella misma sabia, la tenia deprimida. Pero como siempre sonreía ¿Quien era Padme sin una sonrisa? Podía ser cualquiera, pero estaba claro que "Padme" no.  Tras un buen rato paseando volvió a su habitación. Se le habían acabado los caramelos -Aquellos que ella misma hacia, poseedores de cualidades mágicas- y debía hacer más, pues alguien le había hecho un pedido. Dispuesta a empezar, se dio cuenta de que le faltaban algunos de los ingredientes- Ah, lo olvidé... -Se dijo a si misma, recordando que se lo había apuntado en alguna papel, aunque probablemente hacia ya mucho que este había terminado en la papelera. La joven miró por la ventaba, vio el fantástico clima que hacia y con una magnifica sonrisa adornando sus labios se giró y les dijo a las flores- ¡Voy a la ciudad! -Preparó sus cosas rápidamente, se puso los zapatos y salió, abandonando el campus para, al cabo de un rato, llegar a la ciudad. La tienda en la que solía comprar sus ingredientes había cerrado, pero el dueño de esta, considerado como era, le había dado a la joven un papel indicando la dirección de otra en la cual podría conseguir los mismos.

Buscaba por las calles, mirando ese papelito, cuando de golpe una ráfaga de viento se lo llevó. La joven peliverde empezó a perseguirlo desesperadamente, gritando cosas tales como "¡Espera!" "¡No te vayas!" y semejantes. Finalmente dicho papel de paró, pero no en cualquier parte, si no que quedó enganchado en la sudadera de una joven. Padme trató de llamarla varias veces desde lejos, pero al estar escuchando música parecía no poder escucharla. Había bastante gente y, aunque trataba de seguirla de cerca, la multitud no se lo permitía. Finalmente y a duras penas logró llegar al lugar donde la había perdido: Una pista de patinaje. Cuando entró la joven de la sudadera ya estaba en la pista, por su parte, con tal se seguirla no tuvo más remedio que alquilar también un par de patines,aunque siendo la primera vez que entraba en un sitio así, realmente no sabia muy bien como mantenerse siquiera de pie con ellos. Al llegar a la pista observó a la joven, quien muy contrariamente a ella, parecía tener mucha experiencia en ello. Sin embargo, debía decirse, estaba llamando demasiado la atención. La joven peliverde se había quedado cuativada por la belleza de los movimientos ajenos, pero al rato de dio cuenta que, eso, en efecto, no era una buena señal. Entró a la pista como pudo y, torpemente, se acercó a la chica. Le había gustado un acercamiento normal, pero desgraciadamente era su primera vez sobre el hielo y, en vez de pararse frente a ella, se le cayó encima- O-ocuh... -Dijo mientras trataba de levantarse, para no aplastarla- L-lo siento, es mi primera vez en esto y... ¡Ah! ¿Te has hecho daño? De veras, lo siento, no era mi intención, pero ¿Sabes? Estabas haciendo algunas cosas muy llamativas, eso podría ser peligroso... -Mencionó, mientras ignoraba como tenia ambas rodillas raspadas, al borde de sangrar.

Seguía la rutina que iba surgiendo en mi mente al son de la música que escuchaba a cada momento con suma delicadeza en los movimientos en la pista. Al final solo permanecí patinando, logré ver a una figura que se acercaba la cual terminó por caer encima de mí. -Ouch..- Emití. Aquella persona era una chica la cual trató de levantarse, me coloqué los cascos alrededor de mi cuello escuchando, ahora, las palabras de la joven. -No te preocupes, no me he lastimado. ¿He llamado la atención demasiado?- Comenté con una sonrisa, mi levanté y le tendí la mano para ayudarla a levantarse, como había dicho, era su primera vez se le dificultaría mucho.

La miré de la cabeza a los pies, logrando percartarme de sus rodillas lastimadas. La levanté de un tirón y la saqué a la "fuerza" de la pista. -Creo que la única lastimada haz sido tú, será mejor que curar las heridas.- Comenté mientras me quitaba los patines alquilados y me colocaba mis tennis. En el momento que me agaché para cambiar los zapatos me dí cuenta que el gorro se había caído en la pista dejando ver el largo cabello rubio platinado. -Bien, hay que ir a algún lugar donde pueda curarte tus heridas y no esté rodeado de gente.-

Solté un bufido molesto mientras esperaba que la chica se colocara sus zapatos, me quité la sudadera simulando, una reacción de los humanos, que me había dado calor tras hacer una rutina. Al momento de quitarme la sudadera observé que había un papel pegado a la prenda, lo desprendí y leí lo que había escrito en el papel. -¿Esto es tuyo?- Le pregunté a la joven peliverde mientras le mostraba el papel.

La peliverde observó a la ajena y, con una amplia y encantadora sonrisa en el rostro aceptó su ayuda, tomándole de la mano- Oh, no, está bien, tranquila -Dijo tratando de convencerla de que las heridas en sus rodillas no eran nada del otro mundo, pero dejando que la arrastrara sin poner resistencia alguna. Fue bastante agradable el momento en el que fueron ambas por la pista, pues pudo contemplar de cerca la técnica de la joven, examinándola con ojos colmados de curiosidad y ambición. Solo necesitaba ver para aprender, en ocasiones eso era lo que se decía a si misma. No siempre era tan simple, obviamente, pero cabia destacar, usualmente lograba conseguir cualquier cosa que deseaba, siempre gracias a sus persistentes y bien merecidos esfuerzos.

Al salir de la pista finalmente volvió en sí, observando como la joven albina se cambiaba el calzado y haciendo lo mismo- Hey, en serio no es ningún problema -Dijo sonriente, mientras observaba sus rodillas, muy acostumbrada a verlas en ese pésimo estado- Siempre caigo, sanará rápido -Añadió luego, antes de ver como la ajena encontraba el papelito que tanto había estado buscando. Sus ojos se iluminaron y enérgicamente se lanzó encima de ella, abrazándola- ¡Si, eso es! -Dijo animada, mientras se separaba y tomaba el papel entre sus manos- Llevo rato persiguiéndolo, pero ¿Sabes? ¡No quería dejarse atrapar! -Explicaba infantil, mientras hinchaba levemente las mejillas, haciendo como si estuviera enfurruñada- Pero gracias a ti, ahora podré ir a esa tienda -Añadió, sonriendole encantada e ingenua. Inmediatamente después de eso sacó un pañuelo de tela de su bolsillo y lo pasó por encima de sus raspadas rodillas. Salía un poco de sangre, pero pronto cesó. La joven peliverde puso su mano dentro de otro de sus bolsillos y sacó un puñado de curitas, muchas de ellas. Eran de todos los colores y con todo tipo de estampados. Algunos de corazones, otros de estrellitas, otros de cocodrilos, de flores, de animales, de dinosaurios... De todas estas empezó a tomar algunas al azar, poniéndolas descuidada y desordenadamente en sus heridas, tarareando infantil. Al finalizar observó el bizarro resultado y, muy convencida y satisfecha sonrió, mirando a la albina- ¿Ves? ¡Ya está todo bien! -Dijo, completamente segura de ello.

La peliverde negaba mi ayuda, justo cuando le di aquel pedazo de papel sus ojos soltaron ese brillo que hacen los ojos de los niño cuando descubren algo como también abrzandome como uno, me pareció algo muy infantil y gracioso a la vez, sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro.-Creo que lo atrape y no di cuenta que era importante para alguien más. -Comenté mientras me semtaba a su lado obsevando con atención lo que hacía la joven de verde cabellera, limpió la herida y se colocó banditas con diferentes estampados infantiles mientras comentaba que ella estaba bien. Aquello me hizo soltar una risita, no por burla si no por diversión, una joven con ese tipo de estampados en las rodillas me parecía extraño pero a la vez bien.-Lo siento por reírme pero casi no veo a personas con ese tipo de estampados en las rodillas.-Comenté con una sonrisa tranquila y una voz serena mientras la observaba, entonces recordé que había dicho que tenía que ir a una tienda. Me levanté colocando mis manos en los bolsillos con tranquilidad inclinando levemente la cabeza hacia la derecha. -Tienes que ir a una tienda, si quieres puedo acompañarte ya que no tengo nada que hacer.-Dije con un tono amistoso pero con cierta indiferencia que no podía hacer desaparecer por completo cuando me ofrecía a ayudar a alguien. No mentía claro, tenía suficiente tiempo para conocer un poco más la ciudad aunque tuviera que ser guiada por alguien.[/color]

Observó como la joven albina se reia, riéndose con ella sin problema alguno- Está bien ¡Estas son mis favoritas! -Dijo entusiasmada, mientras observaba esas que eran rosadas con estampados de fresitas, o las azules con estrellitas doradas. Eran muy a su estilo, simplemente. Escuchó la propuesta ajena con los ojos iluminados- ¿Me acompañarías? ¡Waaa, muchas gracias! ¿Sabes? No se como, pero siempre termino perdida -Dijo, como si fuera un gran misterio sin resolver. En realidad todo era muy simple. La peliverde era demasiado distraída, se dejaba cautivar por cualquier cosa que encontrara en el camino y sin pensárselo dos veces se desviaba de aquel que originalmente era su destino, claro, todo sin darse cuenta de ello. Otro pensaria que era bastante tonta y aunque ciertamente era boba, su inteligencia era muy superior a la media. Quizás probablemente por eso había crecido sin demasiadas preocupaciones, siempre con facilidad para seguir adelante sin casi esforzarse, aunque fuera del tipo que ponia todo su empeño en cualquier cosa que hiciera, por muy trivial y estúpida que fuera.

Sin más preámbulos tomó a la albina por la muñeca, arrastrándola fuera del centro de patinaje- ¿Mmmh? ¿Como se lee esto?~ -Tarareaba, mirando el mapa y voltenadolo cuatro veces, sin saber si estaba del derecho o del revés(?)- Oh, bueno, ¡Por aquí! -Dijo muy convencida, aunque claramente no tenia idea de donde estaban dirigiéndose. Pero a ella no le importaba, estaba convencida de que de algún modo encontrarían su destino, desinteresada en cuanto a como o cuando. Caminó alegremente, casi dando saltitos, cambiando de rumbo constantemente, en ocasiones siguiendo una paloma o un gato, incluso alguna que otra mariposa. A ese ritmo no llegarían jamás, sin duda(?)