Noche de estrés. {Cyril}

—Para nada.— Contestó cortante y sincera al contraataque del pelirrojo, en su interior sabía que el reproche causado momentos antes eran sólo y exclusivamente para molestarle, porque con lo que a ella respecta le importaba poco si la conocían o no, para ello eran los primeros encuentros y la joven dragón disfrutaba de ellos y de conocer siempre a gente nueva. En su cabeza no se sabe si se prendió algo, se conectaron cables, se apretó un tornillo, comenzaron a girar engranes, o -lo más probable- todo a la vez; pero se sentía llena de una inspiración maliciosa e irritante con la que podría molestar al pobre ser delante de ella. ¿Qué había hecho para merecer aquello? Fácil. Caerle bien a la molesta e infantil chica que, como los mocosos molestaban a las niñas que le gustaban; ella molestaba al que le caía bien. Ahora bien, esperaba emplear eficazmente aquella inspiración para mosquear a Cyril, ¿cómo se vería el mayor molesto? Algo le decía que no quería saberlo, pero el impulso de idiotez era mucho más fuerte y escandaloso que su consciencia, claro está. —No me subas al mismo bote, amigo. Asume tu culpa solo.— escupió con altanería mal fingida, en medio de una risilla pequeña al ser contenida. Movió su mano de arriba abajo como si espantase a algún bicho mientras que con la otra se tapaba parte de la boca, como había visto hacer a una que otra vieja de barrio cuando soltaban veneno acerca de Juanito y Juanita o esto y aquello.

Alzó las cejas algo sorprendida, no se esperaba aquello de que Cyril escuchase de ella antes, ¡pero si era de lo más tranquila! No llamaba la atención de nadie. O eso creía fielmente. —¿Enserio?— Indagó con curiosidad de mocosa, casi recostándose en la mesa, acercando su rostro al ajeno. —¿No me tomas el pelo? ¿Quién ha sido?— Se sentía entusiasmada y alegre, así que por ahí se hablaba de ella… que halago. Como siempre se había empeñado en ignorar los rumores que circulaban por el campus -la mayoría de ellos dañinos- ya casi por acto reflejo sus oídos dejaban de funcionar cuando a su lado pasaba cualquiera que empezase una conversación con "¿oíste?" O "¿supiste?" o cualquier derivado que indicara el principio de un rumor.  Con todo esto en mente su ceño se frunció y su felicidad fue reemplazada por molestia. —¿Debería golpearle? Aunque no quiero golpearle… ¿Sabes qué? Mejor olvida cualquier cosa que hayan dicho de mi.— Casi ordenó al pelirrojo, olvidando nuevamente que él era mayor y no debería de darle órdenes, y retomó asiento en su silla.

El insulto disimulado rebotó en Miu y tardó unos minutos en colarse hasta su cerebro para poder comprenderlo, en ello que seguía escribiendo en su cuaderno sonrió en silencio ya que más que sentirse insultada  se sintió feliz se que el pelirrojo comenzara a entrar en la confianza de molestarla de vuelta. Pero no se la llevaría fácil, no señor, hoy Miu andaba inspirada. —No te sorprendas de mi genialidad Cyril.— Comentó como si no hubiese entendido lo dicho por el muchacho.

—¿Eh~~~? ¿Qué cosas extrañas estás diciendo? Ya me perdí, totalmente perdida.—Ahora si estaba confundida, no estaba molestando ni nada, hablaba enserio. —Bueno no importa.— Dijo quitándole importancia. Algo rescató de lo dicho por el pelirrojo 1)No duerme de noche. 2)No duerme casi nada. 3)Le gusta la noche. Uniendo todo eso daba como resultado: una Miu pensante. Habían ciertos huecos en esa historia que la incomodaban y le hacían preguntarse cosas como "¿Cuándo duerme?" y cientos de preguntas más que eran más estúpidas que aquella.

Bajó la vista al cuaderno ajeno, que al ser volteado hacia su dirección mostraba su contenido claramente. Contenido que la chica observó y leyó en silencio, entendiendo los cálculos intentados y la parte en donde todos se congelaban o fallaban. Sonrió cuando todo hubo calzado en su cabeza y exhaló. —Deberías alabarme, tengo la respuesta a tus problemas.— expresó con una altanería sin maldad y un acento extraño, imitando uno que otro comercial de televisión. —Por cierto, linda letra.— Tomó su portaminas de la mesa y se hincó nuevamente sobre la madera casi echada de panza, girando el cuaderno en un perfil donde ambos pudiesen ver claramente y a ella se le facilitara la acción de escribir. —¿Listo para las lecciones de la gran Miu?— Sí, ella sólo podía ser confiable en deportes y matemáticas, en el resto seguía siendo un desastre. —Empezaremos explicando la función de las letras para que sea más sencillo lo que viene después. "x " es la incógnita a sacar, "a, b y c" son datos que te dan en el supuesto problema y reemplazas según el orden correcto y, para terminar, las otras letras, deben significar algún dato fijo que anteriormente te hayan dado y debes saber, por ejemplo en física ocupamos el dato fijo que la velocidad de la gravedad es 9,8 m/s2 y sabiendo eso como contenido reemplazamos cuando dice "g". Cyril debes buscar en tus apuntes los significados de estas letras de aquí.— Dijo mientras señalaba con el portaminas los datos. —Si algo no te calza, tú dime y lo repito ¿vale? Ahora, empecemos con lo más sencillo, y dejaremos de último lo más difícil.