Looking for... Books? {Priv. Lucius}

Las clases ya habían acabado hacía un rato. Allan salió del salón en donde estaba con tranquilidad, a diferencia de la mayoría de los que le acompañaban en esa clase, no desapareció en cuanto sonó el timbre. Caminó por los pasillos abrazando su bolso con recelo, allí dentro tenía su preciado libro de lectura que había conseguido en una librería hacía poco, siendo honestos, ni siquiera lo había comenzado, pero ahora que tenía un poco más de tiempo libre no lo desaprovecharía haciendo otras cosas. Pero eso no era todo, aparte, Allan había comprado una gigantesca enciclopedia de Historia Universal que le había llamado la atención, ahí podría rememorar y conocer bastantes hitos que quizá nunca imaginó que pasaron alguna vez, era tan tentador que sería uno de los libros que más atesoraría.
El ángel sonrió para sí mismo sin detener sus pasos que se dirigían a la residencia, ya quería comenzar a leer esa pesada enciclopedia de casi mil hojas que… ¿no pesaba tanto? Allan extrañado miró al interior de su bolso, no podía creer que se diera cuenta tan tarde que no llevaba tan prominente objeto; era más que lógico que pesaría, sin embargo él no lo notó en todo el camino y no sólo eso; el libro de lectura que también ansiaba abrir tampoco estaba. Golpeó su frente con frustración y soltó un suspiro intentando agarrar paciencia de sí mismo.

«¿Por qué soy tan idiota?»

Volvió a paso rápido por los vacíos pasillos hacia el salón en el que había estado hacía pocos minutos, abriendo la puerta con cautela y entrando para verificar su asiento, donde sorpresivamente no había nada. Un poco más que angustiado revisó de arriba abajo cada asiento del salón sin resultado alguno.

—¿Y si alguien se los llevó?— Se cargó con ambas manos sobre un pupitre, exhalando desanimado.—No puede ser… mis libros, mi dinero.—Gimió lamentándose por ambos, pero más por el hecho de haber perdido tan rápido algo recién obtenido, el dinero podría variar de vez en vez, siempre había más o menos. Pero sus libros… No. Debía encontrarlos.
Salió del salón nuevamente, miró a sus alrededores tratando de encontrar a alguien que lo pudiese ayudar o simplemente darle una pista de su paradero, pero nada. Entonces recordó, antes había tomado una materia de su carrera en otro salón, quizás se le habían quedado ahí. Corrió ignorando su paupérrima condición física que ya lo tenía algo agotado y abrió de golpe la puerta del salón en cuestión. Allan estaba tan cansado que tenía la cabeza gacha y se apoyaba en gran parte sobre el marco de la puerta, intentando recobrar la respiración.

—Mis… libros...—Jadeó sufriendo con su pésimo estado físico. Allan tenía sus ojos cerrados y seguía cabeza gacha, no pensaba comenzar a buscar hasta que recobrara el mínimo de su aliento.