First round... Lose [Priv. Szayel]

Otro día tranquilo para el pequeño conejo, con la misma rutina, para el todo era visto de un modo más objetivo por lo que cualquiera podría considerarlo aburrido, tediosos, y bien, lo único que hacía era estudiar, leer, quizás practicar algún deporte y seguir estudiando, no le encontraba un sabor dulce a la vida, ni siquiera sabía porque estaba en ese lugar. Tenia bastantes años sin alguien que mandara todos sus movimientos, y estaba a la mitad de sus estudios, sin embargo no tenia ni un solo amigo, odiaba verse forzado a mantener una convwrsacion, al contacto visual, al socializar, no tenía una razón para él, más no por eso era descortés, al menos sabía tratar a la gente como se merecía, la mayor parte del tiempo. Esa cara de gruñón tampoco ayudaba, la soledad era su única compañía y eso era lo mejor para White, lo disfrutaba, siempre dijo que la soledad era un tesoro para quien pudiera entenderla, nadie te interrumpe y sobre todo la calma no falta. Era fácil retirarse de los enganches emocionales,  aunque últimamente sus emociones se salían de control, atrayendo conflictos con sus propios compañeros.

Desde el amanecer el clima se mostraba fresco, con ligeros algodones blancos disparos por la manta azul sobre las cabezas, agradecía que al despertar el sudor no recorriera su cuerpo, era un verdadero alivio no tener que refunfuñar cada cinco segundos por el agobiante calor de verano, ni escuchar esas incesantes cigarras que solo lastimaban su delicado oído. Se levantó de la cama para tomar una ducha relajante y alistarse para un nuevo día, y en poco tiempo ya estaba desayunado y ahora solo se preocupaba porque sus oscuros atuendos fueran perfectos; la predilección por solo vestirse de negro no sólo resaltaba su piel pálida como el papel, sino que aumentaba la temperatura en esos días de altos rayos solares, más estaba acostumbrado a vestir de gala incluso en sus peores días. Sus ojos carmesí tan colores como la misma sangre de mil enemigos era lo que más resaltaba bajo suspensión albinos cabellos, con una cola esponjosa bajos sus prendas bajas y unas enormes orejas suaves como terciopelo llamaba la atención incluso entre los más llamativos alumnos, esa institución estaba llena de rarezas, no entendía porque algunos se fijaban sólo en su persona. Una vez estuvo listo apretó un poco el moño sobre su cuello, sin antes mirar de nuevo su gran ojo morado en el espejo, justo el derecho, no podía creer que después de una semana siguiera exactamente igual, así como las punzadas en su cabeza.  Que mas daba, no afectaba mucho en su estudio, puede que su memoria no fuera excelente, pero siempre recordaba los pequeños detalles, las cosas importantes que seguro vendrían en alguna prueba, incluso los gustos y disgustos de compañeros, escuchados por accidente debido a su perspicaz sentido. Era un alumno ejemplar para algunos, nunca faltaba, ni una tarea sin hacer, siempre buscaba más libros por leer y cuando podía se desempeñaba físicamente.

Las clases transcurrieron con normalidad, sentado justo al frente para evitarse una fatiga, escuchando cada susurro que los demás hicieran y eran desapercibidos por el profesor, a veces se preguntaba que pasaría si decidiera ser un educador, ¿podría mantenerlos a raya? Claro, ni una charla silenciosa se escaparía de el, dar penitencias sería genial, más su futuro era incierto, muy diferente a su estilo de vida anterior, añorado, ¿cómo pudo terminar así? Siempre creyó que su antiguo amo le tenía confianza, aprecio, así como White le admiraba, y desde su partida no sabia que hacer con sus tiempos libres, no tenia a quien proteger, a quien darle su lealtad, ya no era necesario para nadie y jamas lo volvería a ser, nada llenaba ese vacío de no servir a otra persona, después de todo fue educado para lo mismo. ㅡ Nada de esto tiene sentido, White, no te llevará a nada. ㅡ Murmuró para Si apenas término su horario, todos los estudiantes salían con prisa del aula, como estudiantes de secundaria a los que se les pide vayan con calma hasta el salón de computo, incluso el profesor había salido y el conejo seguía escribiendo notas sobre su cuaderno, uno de los motivos por los cuales las burlas llegaban con tanta frecuencia. Por lo menos aquellos matones ya no le molestaban, sin embargo existan muchos otros, quizás no llegaban a la violencia física pero era molesto no poder estudiar en paz... y aún no sabia porque lo hacía.

Tomó sus libros, no gustaba de las mochilas más no importaba, sus pensamientos seguían turbios como aguas negras, las memoria corrían como gacelas sobre su cabeza cuando salió del salón dispuesto a ir a la biblioteca, cruzó el pasillo sin nadie a su alrededor y eso fue suficiente para que dejará de prestarle atención a su entorno. ㅡ ¡Qué demo...! ㅡA penas se acercó a las escaleras piso algo resbaladizo, una cáscara de banana... ¡El inicio de las escaleras estaba lleno de ella! ¿¡Y cómo ser tan idiota para caer en semejante trampa!? Sin tener el suficiente equilibrio o la atención necesario su cuerpo cayó fácilmente entre las baldosas, golpeando sus extremidades hasta el último escalón, dando un ruido algo estruendoso. Término con el rostro contra el suelo y varias risas que retumbaban a dos o tres pasillos, seguro tenían buen oído para saber que su pequeña broma funcionó. Ni siquiera se molesto en localizarlos, solo se acomodo sobre las frías baldosas de colores mientras frotaba su cabeza y sus dientes castañeaban. ㅡ Voy a matarlos. ㅡ